El deseo no llama a la puerta

bajo deseo sexual


Cuando faltan las ganas, de lo siguiente ni hablamos.

Si hacer cualquier cosa sin ganas, se hace siempre muy cuesta arriba,  si estamos hablando de nuestra vida sexual, eso se eleva a la enésima potencia, eso no es una cuesta, es un muro.

Se mire como se mire, la sexualidad es el comportamiento más íntimo del ser humano, donde “nada puede esconderse”, y aquí, el deseo es marco en lo que todo gira y todo debe girar. Sin deseo, no hay siguiente acto.

El deseo sexual es el primer acto en nuestras relaciones sexuales, es el principal exponente de que  “el cerebro es nuestro principal órgano sexual”. No en vano en el cerebro, o más técnicamente, en nuestro sistema nerviosos central y autónomo,  se registran y almacenan los recuerdos, las sensaciones, se regulan las respuestas aprendidas o no tan aprendidas y en función de las “ecuaciones”  con todo ello, el  Deseo Sexual se activa  o no,  por la combinación de ciertos neurotransmisores y hormonas sexuales responsables del apetito sexual.

Sin Deseo no hay siguiente Acto. Se suspende la función
DEVIDAMENTE

Cuando esa activación no se produce o se produce en bajas dosis de manera recurrente, podemos hablar de bajo deseo sexual o de falta de deseo sexual. bien, pero:

A pesar de vivir en estos tiempos de “modernidad” y progreso, los problemas sexuales siguen siendo un asunto que no se aborda con naturalidad, y continua en muchas ocasiones siendo un tema tabú, a pesar de los pesares, a pesar de terapias sexuales efectivas, a pesar de supuestos avances sociales, ….sigue siendo tabú.

Bien ¿ Y qué es exactamente el Bajo Deseo Sexual?

Etapas de mayores niveles de deseo y etapas de menores niveles son totalmente normales y a tod@s nos ocurren, y no por ello estamos ante un “problema/trastorno de bajo deseo sexual”

Como siempre hacemos, nos vamos a la fuente, a ver qué nos dice el DSM V sobre el bajo deseo sexual. 

Para empezar, no se habla de bajo deseo sexual. En el DSM V, se han reformado las definiciones previas y se han combinado en un único trastorno, ahora se habla, no sin ciertas polémicas que se han generado, de un trastorno llamado trastorno del interés y la excitación  sexual femenina. Una concepción que sugiere que la respuesta sexual no es un proceso lineal y puede ser interesante diferenciar las respuestas de excitación y de “interés”,  que suelen ir unidas, pero no son lo mismo.

En el caso de los hombres  se mantiene la definición de Deseo Sexual Hipoactivo.

El conocimiento es el ojo del deseo y puede convertirse en el piloto del alma
WILL DURANT

Sea como fuere, y como nos parece un criterio muy “visual” y fácil de entender, podemos considerar que se trata en todo caso de una “disminución (o ausencia) de fantasías y deseos de actividad sexual de forma persistente o recurrente. Como siempre, debemos tener en cuenta factores como la edad, el sexo hombre-mujer (cada día menos relevante, afortunadamente), el contexto y las circunstancias de la vida de la persona”. Nuestros padres, nuestr@s hij@s y nosotr@s seguro que expresamos el deseo sexual de manera muy diferentes, y es algo a tener muy presente.

En este punto, ese casi casi una obligación eliminar un par de mitos:

Con la edad y máxime después de la menopausia, tiende a disminuir la actividad sexual de la mujer. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 80% de las mujeres de hasta 65 años realizan prácticas sexuales habitualmente. Ahí dejamos ese dato para la reflexión.

Una creencia histórica: el hombre está “siempre listo”, casi no existe falta de deseo en el hombre, o que tiene más deseo sexual que la mujer. Pues no, y no hay ningún dato que avale esta idea, pero aun así la sociedad lo cree, y la publicidad, por ejemplo, sigue exhibiendo ese rol de masculinidad, que sin duda establece una presión sobre el hombre al que se le exige “dar siempre la talla”. En este contexto el “mal comprendido” bajo deseo sexual masculino aparece como un problema relevante y es una problemática que se da tanto en hombres como en mujeres. Y aunque se piense que es más frecuente en las mujeres, la última Encuesta Nacional de Salud Sexual indica que se produce falta de deseo en el hombre en un 14% de la población masculina, frente a un 8% de la femenina. 

Dicho todo esto, y como ocurre en todos los ámbitos de la vida, existen multitud de matices, y no es cuestión de todo o nada. Así, podemos y debemos hablar de: 

  • Falta de deseo sexual global. El peso no aparece ni por activa ni por pasiva, hay una inhibición total del deseo sexual sea cual sea la forma o el contexto en el que se practica el sexo.
  • Falta de deseo sexual secundario o selectivo. Existe una falta de interés a determinadas prácticas sexuales, o sólo se está receptivo a algún tipo o estilo de práctica. O también el grado de receptividad está determinado por las características de la otra persona, en uno u otro sentido.

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¿Por qué se produce esa falta del interés y la excitación  sexual o deseo sexual hiperactivo?

Son muchas y muy diversas las causas que pueden estar detrás del hecho de que en nuestra vida, el sexo, la sexualidad, sea como un el familiar que emigró hace mucho a otro lado del planeta, sabemos que existe, pero nos relacionamos muy poco. 

Esa causas, como no podía ser de otro modo, en algo tan sensible, variado y complejo como la sexualidad, y como ocurre normalmente, se  engloban en dos grandes grupos: Factores físicos/orgánicos y  factores psicológicos (educativos, aprendizaje, …).  Allá vamos: 

Factores – Causas Físicas/orgánicos:

Aquí, la casuística se relaciona con patologías que inciden directamente en ese bajo deseo sexual, o como consecuencia de determinadas mediaciones, así, posibles causas del bajo deseo sexual son:

  • El uso de ciertos medicamentos, como los anticonceptivos orales o la quimioterapia. En este caso, es necesario consultar con un médico para buscar alternativas o tratamientos adicionales.
  • Consumo de alcohol y/o algunas drogas.
  • Algunas enfermedades, como la diabetes o la hipertensión o la.
  • Molestias a la hora de tener relaciones por sequedad y dolor en la zona genital, es recomendable usar lubricantes e hidratantes o fisioterapia de los músculos de la pelvis.
  • El embarazo, el postparto y cuando se está dando el pecho. Aquí la dinámica de  relación de pareja es determinante, para que sea un episodio transitorio, secundario, o para que se “cronifique”, siendo clave la normalización de ese bajo niveles de deseo ante un cambio tan importante y que no sea foco de tensiones y 
  • La menopausia.
  • En el caso de los hombres cabe mencionar trastornos endocrinos e insuficiencia renal. Entre un 10% y un 20%  de hombre con bajo deseo sexual presentan tumores en la hipófisis que suponen secreciones de prolactina que inhiben la producción de testosterona.

Factores Psicológicos: 

Tanto en hombres, como en mujeres, y como en la mayoría de los trastornos sexuales, son los que permiten explicar la mayoría de los problemas/dificultades  de baja deseo sexual.

Antes de mencionarlos, a nivel general nos sentimos en las obligación, y ni nos casaremos nunca de enfatizarlo, existe actualmente una conceptualización y una presión social sobe la sexualidad, que hace que  muchas personas no la vivan con normalidad, afectando de manera especial a su autoestima y de vuelta a alimentar más las posibles dificultades entorno su vida sexual.

Vivimos un momento psicosocial, complejo, confuso, y  en nuestra sociedad, son muchos los factores que están condicionando nuestra sexualidad. La difusión de determinados estereotipos y modelos sexuales, una determinada forma de banalización de la sexualidad, o al contrario, la sobrevaloración de determinadas conductas sexuales, están produciendo entre otros problemas, esta disminución del deseo sexual, sobretodo en parejas de larga duración. Así que ya adelantamos aquí algo que nos preocupa y mucho: ni la vida es una anuncio de Signal, ni la vida sexual es, ni debe de ser “estratosférica”, a de ser normal, un espacio de comunicación, de confianza, de sentirse bien, de placer, de cariño, de m muchas cosas, y cada día puede ser una.

Veamos, ahora si, algunas de esas posibles causas psicológicas o de pareja:

  • Una de esas causas, a las que invita a incluir incluso el sentido común :-), es la existencia de alguna otra disfunción sexual, que por muy intensidad o duración, termina convirtiendo el vida sexual en algo a evitar, en una fuente de estrés y no de placer y bienestar. Conviene mencionarlo, por si acaso, aunque estos casos no se suelen considerar como “de bajo deseo”, ya que otro problema sexual explica mejor lo que ocurre. 
  • En ocaciones la menopausia aparece relacionada con una disminución del deseo sexual en las mujeres. Pero, vamos, realmente la menopausia, o climaterio femenino, es una etapa más de la vida de toda mujer, perfectamente normal, donde la sexualidad no tiene por qué verse afectada, si bien puede haber un periodo donde se experimente menos interés por las relaciones sexuales.
  • Ansiedad: Es uno de los factores psicológicos más frecuentes, niveles de ansiedad intensos por el hecho de tener relaciones sexuales. Detrás de esta ansiedad, podemos encontrar a su vez: 
    • Educación Moral muy estricta y censura entorno al sexo. El sexo es algo negativo, pecaminoso y algo de lo que avergonzarse.
    • Ansiedad anticipadora ante la relación sexual.  Muchas personas con el deseo sexual inhibido se caracterizan por mostrarse, en general, muy ansiosas y tensas ante muchas situaciones de la vida cotidiana, y esto les dificulta llegar a “descubrir” sentimientos de carácter sexual. El sexo y la ansiedad son polos que raramente se atraen.
  • La depresión o un estado de ánimo bajo sostenido en el tiempo, también pueden estar detrás de poco o ningún interés por las relaciones sexuales.
  • La existencia de percepciones negativas sobre si mism@s, una imagen negativa de su físico, percibirse como poco atrativ@s, son variables que se encuentran frecuentemente, y que estaña muy relacionadas a su vez con sentimientos de ansiedad y o depresión, tristeza.
  • Conflictos de pareja o dinámicas de funcionamiento de la pareja, que inciden en la disminución del interés. Aquí, en abanico de posibles causas es inmenso. Rutinas sexuales poco gratificantes, discusiones frecuentes, prácticas sexuales no gratificantes o incluso desagradables.  Se producen con frecuencia círculos viciosos que  producen ansiedad y afecta notablemente a la relación de pareja. Aquí, ocultar o desviar la atención sobre el tema o buscar culpables en la pareja, no ayuda a mejorarlo y resolverlo.

La gran pregunta: ¿Es posible aumentar el deseo sexual?

La respuesta es sí. Un si rotundo.

Peeeero, para aumentar el deseo sexual, es decir para tener relaciones sexuales plenas y satisfactoria, la mejor y única manera de desear seguir teniéndolas, es necesario abordar el problema desde una perspectiva integral, puesto que en la falta de deseo sexual intervienen aspectos de diferente índole: emocionales, de pensamiento, de conducta, sociales (conocimiento sexual, educación, creencias, roles, estereotipos…) y por supuesto físicos (características físicas personales, zonas erógenas, respuesta a la estimulación…).

Sin duda, acudir a expertos en Psicología y Sexología, evita posponer la solución, y nos permite disponer de la información y orientación para ponerse en acción y resolver el problema

Así pues, la fase de evaluación, COMO SIEMPRE!!!,  es esencial para comprender aspectos psicológicos, de relación y de conocimiento del propio cuerpo que debemos conocer:

  • Expectativas
  • Autoestima
  • Autoexigencia o perfeccionismo
  • Niveles de ansiedad y estrés
  • Ira o agresividad
  • La forma en la que nos relacionamos con el compañero o compañera sexual: habilidades de comunicación, empatía (saber percibir y escuchar), control y regulación emocional ante el compañero o compañera, etc.
  • Conocimiento del propio cuerpo
  • Posibles enfermedades o alteraciones físicas.

Una vez que se dispone de un modelo que explica por qué se produce la falta de deseo sexual, solo queda ponerse en acción. Se inicia entonces un tratamiento planificado y organizado que te llevará a recuperar tu deseo sexual o a potenciarlo.

Delimitar un único proceso terapéutico para el bajo deseo sexual, es una misión imposible, por el enorme abanico de posibles casuísticas que nos encontramos detrás de un problemas de bajo deseo sexual.

No obstante, podemos intentarlo.

  • Trabajar desde la Focalización Sensorial, pasando por diferentes estadios, que se van pautando con el/la experto a quien le hemos confiado que nos ayude. Como su nombre nos indica, es precisamente eso, aprender a vocalizarnos en lo que sentimos, nada más y nada menos, en que siento si me acarician en brazo,…por ejemplo. Aquí, como es evidente, el apoyo de la pareja sexual es esencial.
  • Trabajar a nivel cognitivo, confrontar  y reestructurar  pensamientos, las ideas, imagen de si mismo,, imagen corporal, etc, que interfieren e inhiben el deseo, el interés por las relaciones sexuales..
  • Utilizar libros, películas.
  • Aprender a conocer y reconocer nuestro cuerpo.
  • Trabajar la asertividad y el “egoísmo positivo”.

En todo este camino, y como no puede ser de otro modo, la implicación de la pareja es fundamental. Poco a poco, sin exigencias,  y con mimo, se irá reconstruyendo el deseo y recuperando el interés o creando y descubriendo el deseo por primera vez.

Y llegados a este punto, solo nos queda decir, que mirar atrás nos distrae del ahora, así que, la propuesta es: en lugar de mirar hacia atrás y preguntarse ¿por qué?, mirar hacia delante y preguntarse ¿por qué no?.

 

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