BAJO DESEO SEXUAL MASCULINO

Este es un “trastorno” que, hasta no hace muchos años, se consideraba exclusivo de la mujer. Sin embargo, cada vez se han igualado más los porcentajes y las diferencias son cada vez menores entre hombres y mujeres. Por esta razón, aumentar el deseo sexual en el hombre es cada día una demanda mayor.

Según Encuesta Nacional de Salud Sexual se produce falta de deseo en el hombre en un 14% de la población masculina, frente a un 8% de la femenina.

Por grupos de edad, los varones entre los 30 y 39 años son los que más reconocieron está disminución del deseo (24,1%). En el resto de edades, solo el 10% de los mayores de 60 años reconoció pérdida de interés sexual, seguido del grupo entre los 18 y 29 años (16,7%), de 50 a 59 (21,4%) y de 40 a 49 (21,5%). (estudio: Ana Alexandra Carvalheira –Universidad de Lisboa–, Aleksandar Stulhofer –Universidad de Zagreb– y Bente Træen –Universidad de Oslo)

¿Qué es el Bajo Deseo Sexual?.

Días o épocas de mayor o menor deseo sexual, es algo que caracteriza a la mayoría de las personas por no decir a todas, y no por ello se tiene que dar una trastornos de bajo deseo sexual.

Vamos a considerar que se trata de un cuadro de bajo deseo sexual cuando se observa una “disminución o ausencia de fantasías y deseos de actividad sexual de forma persistente o recurrente”.  Debemos tener en cuenta factores como la edad, el sexo hombre-mujer, cada día menos relevante, el contexto y las circunstancias de la vida de la persona”.

Conviene desmitificar cuestiones como:

El hombre está “siempre listo”, casi no existe falta de deseo en el hombre, o que tiene más deseo sexual que la mujer. No hay ningún dato que avale esta idea, pero aun así la sociedad lo cree, y la publicidad, por ejemplo, sigue exhibiendo ese rol de masculinidad, que sin duda establece una presión sobre el hombre al que se le exige “dar siempre la talla”.

Aunque se piense que es más frecuente en las mujeres, la última Encuesta Nacional de Salud Sexual indica que se produce falta de deseo en el hombre en un 14% de la población masculina, frente a un 8% de la femenina.

También es importante saber si nunca ha habido deseo, o se ha dado una pérdida o descenso significativo del deseo.  Además, existen multitud de matices, no es cuestión de todo o nada, y  podemos  hablar de:

  • Falta de deseo sexual global, una inhibición total del deseo sexual sea cual sea la forma o el contexto en el que se practica el sexo.
  • Falta de deseo sexual secundario o selectivo. Existe una falta de interés a determinadas prácticas sexuales, o sólo se está receptivo a algún tipo o estilo de práctica. O también el grado de receptividad está determinado por las características de la otra persona, en uno u otro sentido.
¿Por qué se produce ese Deseo Sexual Inhibido?

Son muchas y muy diversas las causas que pueden estar detrás del hecho de que en nuestra vida, el sexo, la sexualidad, esté en un tercer o cuarto plano , o ni siquiera esté presente: Estado general de salud, Edad, Educación, Dificultades de Comunicación con la pareja, Historia de Relaciones sexuales, Expectativas aprendidas,….

Estilos de vida con muchas fuentes de preocupación, estrés, donde la propia vida sexual puede convertirse en una fuente de preocupación y no de placer y bienestar, suelen estar detrás de un bajo deseo sexual.

Sin ánimo de ser exhaustivos, podemos revisar  causas posibles englobándolas en causas físicas o causas psicológicas, que son si duda la más frecuentes:

Factores – Causas Físicas/orgánicos:

Aquí, la casuística se relaciona con patologías que inciden directamente en ese bajo deseo sexual, o como consecuencia de determinadas mediaciones, así, posibles causas del bajo deseo sexual son:

  • El uso de ciertos medicamentos, como los anticonceptivos orales o la quimioterapia.
  • Consumo de alcohol y/o algunas drogas.
  • Algunas enfermedades, como la diabetes o la hipertensión.
  • En el caso de los hombres cabe mencionar trastornos endocrinos e insuficiencia renal. Entre un 10% y un 20%  de hombre con bajo deseo sexual presentan tumores en la hipófisis que suponen secreciones de prolactina que inhiben la producción de testosterona.

Factores Psicológicos:

Tanto en hombres, como en mujeres, y como en la mayoría de los trastornos sexuales, son los que permiten explicar la mayoría de los problemas/dificultades  de baja deseo sexual.

Vivimos un momento psicosocial, complejo, confuso, y  en nuestra sociedad, son muchos los factores que están condicionando nuestra sexualidad. La difusión de determinados estereotipos y modelos sexuales, una determinada forma de banalización de la sexualidad, o al contrario, la sobrevaloración de determinadas conductas sexuales, están produciendo entre otros problemas, esta disminución del deseo sexual, sobretodo en parejas de larga duración.

Este es una aspecto que nos preocupa y mucho: ni la vida es una anuncio de Signal, ni la vida sexual es, ni debe de ser “estratosférica”. A  de ser normal, natural, un espacio de comunicación, de confianza, de sentirse bien, de placer, de cariño, de  muchas cosas, y cada día puede ser una.

Algunas de esas posibles causas psicológicas o de pareja:

  • Una de esas causas, es la posible existencia de alguna otra disfunción sexual,  aunque estos casos no se suelen considerar como “de bajo deseo”, ya que otro problema sexual explica mejor lo que ocurre.
  • Ansiedad: Es uno de los factores psicológicos más frecuentes, niveles de ansiedad intensos por el hecho de tener relaciones sexuales.
  • La depresión o un estado de ánimo bajo sostenido en el tiempo.
  • La existencia de percepciones negativas sobre si mism@s, una imagen negativa de su físico, percibirse como poco atrativ@s, son variables que se encuentran frecuentemente, y que están muy relacionadas a su vez con sentimientos de ansiedad y o depresión, tristeza.
  • Conflictos de pareja o dinámicas de funcionamiento de la pareja, que inciden en la disminución del interés.
Tratamiento ¿Es posible aumentar el deseo sexual? 

La respuesta es sí. Un si rotundo.

Acude a expertos en Psicología y Sexología y evita posponer más la solución, eso te permitirá disponer de la información y orientación adecuada y necesaria para ponerte en acción y resolver el problema

Es necesario abordar el problema desde una perspectiva integral, puesto que en la falta de deseo sexual intervienen aspectos de diferente índole: emocionales, de pensamiento, de conducta, sociales (conocimiento sexual, educación, creencias, roles, estereotipos…) y por supuesto físicos (características físicas personales, zonas erógenas, respuesta a la estimulación…).

La fase de evaluación es esencial. Habrá que identificar primero, teniendo en cuenta todas circunstancias que te rodean, qué causas inciden y bloquean el deseo, y una vez identificadas, aprender a resolverlas, reestructurarlas, y estimular el deseo. Necesitamos comprender los aspectos psicológicos, de relación y de conocimiento del propio cuerpo que debemos conocer:

  • Expectativas
  • Autoestima
  • Autoexigencia o perfeccionismo
  • Niveles de ansiedad y estrés
  • Ira o agresividad
  • La forma en la que nos relacionamos con el compañero o compañera sexual: habilidades de comunicación, empatía (saber percibir y escuchar), control y regulación emocional ante el compañero o compañera, etc.
  • Conocimiento del propio cuerpo
  • Posibles enfermedades o alteraciones físicas.

Una vez que se dispone de un modelo que explica por qué se produce la falta de deseo sexual, diseñamos un tratamiento planificado y organizado que te llevará a recuperar tu deseo sexual o a potenciarlo.

No existe un único proceso terapéutico para el bajo deseo sexual, por el enorme abanico de posibles casuísticas que nos encontramos detrás de un problemas de bajo deseo sexual, pero en líneas muy generales se trabajará con técnicas diversas como puedes ser:

  • Trabajar desde la Focalización Sensorial, pasando por diferentes estadios, que se van pautando con el/la experto a quien le hemos confiado que nos ayude. Como su nombre nos indica, se trata de aprender a focalizarnos en lo que sentimos, nada más y nada menos. Aquí, como es evidente, el apoyo de la pareja sexual es esencial.
  • Trabajar a nivel cognitivo, confrontar  y reestructurar  pensamientos, las ideas, imagen de si mismo,, imagen corporal, etc, que interfieren e inhiben el deseo, el interés por las relaciones sexuales..
  • Utilizar libros, películas.
  • Aprender a conocer y reconocer nuestro cuerpo.
  • Trabajar la asertividad y el “egoísmo positivo”.

La implicación de la pareja es fundamental. Poco a poco, sin exigencias,  y con mimo, se irá reconstruyendo el deseo y recuperando el interés o creando y descubriendo el deseo por primera vez. Si no hay pareja, podrás trabajar igualmente.

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