VAGINISMO

¿Qué es? El vaginismo representa la dificultad o imposibilidad de introducir no solo el pene, dedo, o cualquier estímulo “sexual”, sino, en muchos casos, incluso el tampón. Puede ser definido como una contracción muscular involuntaria del primer tercio de la vagina (tercio externo) que impide la penetración y la realización del coito a pesar del deseo y del grado de excitación de la mujer. Se produce en el momento que la mujer anticipa que se producirá la penetración, siendo un espasmo condicionado por la fobia a la penetración, generalmente asociada al dolor .

La prevalencia oscila entre un 2 y un 4% de las mujeres adultas, aunque algunos investigadores hablan hasta de un 7% de las mismas.

Debido a lo sensible del trastorno y a la vergüenza generalmente asociada a este problema, es muy probable que se encuentre sub-reportada.

¿Amas, quieres a tu pareja?, ¿Deseas tener relaciones sexuales con él pero no puedes?, ¿Cada intento te produce miedo?, ¿Es imposible la penetración?…Estamos hablando entonces de vaginismo, y puedes estar tranquila, aprenderás a reconocer y romper esa asociación entre “dolor” esperado y estimulo vaginal, con la consecuente respuesta “normal” de protección y contracción muscular del pubococígeo y toda la musculatura implicada.

Un aspecto importante a remarcar, es que no todas las mujeres  viven igual sus dificultades de vaginismo, ni todas lo quieren “resolver” por los mismos motivos, y todos y cada uno de ellos son absolutamente válidos.

Lo que si que es bastante común en las mujeres que acuden a nuestra consulta, es que se sientan raras o avergonzadas a la hora de hablar de asuntos relacionados con el sexo, el dolor y la imposibilidad de mantener relaciones con penetración.

¿Y Qué es exactamente el vaginismo?

Como hemos indicado al inicio, el vaginismo consiste en la aparición persistente y recurrente de espasmos involuntarios (normalmente por condicionamientos al dolor) de la musculatura del tercio externo de la vagina (músculos del suelo pélvico)  que origina el cierre parcial o total de la misma, imposibilitando o dificultando el coito, la penetración.

Dentro de esto, las casuísticas, las variaciones y los matices  son muchos y  en base a los últimos estudios, se habla de dos grandes conjuntos:

  • Vaginismo total:  La contracción y cierre firme total en la musculatura implicada en el  suelo pélvico. Es algo que queda completamente fuera del control de la mujer con una imposibilidad total de penetración y que no pocas veces se hace extensivo a no poder incluso introducir un tampón, por ejemplo
  • Vaginismo parcial: la diferencia con el anterior es un reflejo, una contracción parcial de la musculatura.  Se cierra, aunque no totalmente, la vagina durante la penetración (o intento) generando molestias importantes, que pueden llevar a necesitar la retirada.

Y aquí también es importante, como siempre, distinguir si se trata de un vaginismo primario, de toda la vida o secundario, que ha aparecido después de una vida sexual donde la mujer no ha presentado dificultades en sus relaciones sexuales en lo referente la coito . Normalmente el primario tiene que ver casi en su totalidad con factores psicológicos o combinados mientras que en el vaginismo secundario es donde aparecen más causas físicas como  puede ser una lesión por cirugía, una caída,  candidiasis o cistitis de repetición. Pero esto es solo la norma y excepciones hay  muchas.

Una cuestión que genera mucha confusión y que es esencial destacar, es que todo esto ocurre, independientemente de la excitación. Una mujer puede estar excitada, puede desear como la que más, pero ante el horizonte de una posible penetración, la vagina se cierra sin preguntar, de manera involuntaria y automática. Que duda cabe que con el paso del tiempo, la excitación y el deseo se pueden dejar arrastrar e ir perdiendo incluso el interés por el sexo.

¿Tiene solución? Por supuesto que si.

Conocemos ya muy bien la psicología y la fisiología implicadas en el vaginismo, en la vida sexual, y las terapias de que disponemos actualmente  han evolucionado eficazmente y son nos permiten:

  • Trabajar a nivel cognitivo en  los miedos, las anticipaciones, y los bloqueos que puedan estar presentes. y aquí, incluso aprender a comunicar y expresar a la pareja, lo que se necesita, como, …, esto muchas veces es crucial.
  • Trabajar a nivel emocional aprendiendo a regular esas emociones que pueden estar presentes y dificultar el afrontar de manera adecuada y sana la sexualidad.
  • Trabajar y entrenar también a nivel fisiológico. aprender a reconocer y conocer el propio cuerpo, a identificar y relajar la musculatura vaginal.

En definitiva, trabajar y entrenar la variables necesarias para aprender a disfrutar plenamente de la sexualidad, como cada mujer quiera hacerlo.

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