Actuar o no Actuar, he ahí la “cuestión”
Actuar o no Actuar, he ahí la “cuestión”
Hay una habilidad clave para abordar esa “cuestión”. La habilidad de resolución, esa habilidad que nos ayuda a pasar a la acción, actuar con destreza y presteza cuando es necesario. En definitiva, Resolución: del pensamiento a la acción.
Imposible vivir sin que llegue ese momento en el que tenemos que actuar, donde nuestras ilusiones, nuestros esfuerzos, nuestros intentos y en definitiva nuestro trabajo, dependen de una última actuación, un último paso para seguir avanzando.
Pero claro, lo anterior también implica la posibilidad de que el resultado no sea el esperado y que el esfuerzo no lo veamos “recompensado como esperábamos”. En definitiva, aparece el miedo, el temor ¿y si…?
La Resolución nos permite aprender a asumir el riesgo, a actuar ante la incertidumbre. Y con Resolución nos referimos “a la habilidad que nos permite actuar y resolver, con la mayor prontitud posible, una acción/decisión en curso”.
Generalmente son muchas las preguntas que surgen en esos momentos: ¿es el momento adecuado?, ¿estoy realmente convencido?, ¿qué pasará si ….?,…
Aquí hacen acto de presencia la incertidumbre y el temor ante la inminencia del éxito o el fracaso , y con frecuencia pueden actuar como bloqueos de la resolución y llevar a la tan conocida y famosa procrastinación.
“El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir, nunca decide”.
Henry F. Amiel(1821-1881) Escritor suizo.
¿Cómo gestionar ambas cosas tan interrelacionadas?.
TOLERAR LA INCERTIDUMBRE. SU GESTIÓN EFICAZ.
Para empezar, digamos que las personas prefieren la certidumbre a las incertidumbres. A todos nos gusta la seguridad, y evidentemente cuantas menos incertidumbres tengamos mayor estabilidad alcanzaremos, por eso y porque tenemos un potente procesador de información dentro del cráneo, analizamos tanto antes de actuar.
A todos nos gustaría saber exactamente cuál es la opción ideal, cuál es el momento adecuado…, sin embargo lo que suelen aparecer son dudas, titubeos. Máxime si tenemos en cuenta el entorno rápidamente cambiante y la diversidad existente.
Realmente no existen propuestas ideales de la misma manera que no existe UN momento para cerrar. Existen normalmente varias alternativas y tendremos que elegir algún momento para cerrar. Nuestra habilidad de perspicacia nos ayudará, pero nunca podrá eliminar la duda.
La duda se ha evidenciado que es imposible eliminarla, por lo que lo mejor es aliarse con ella, y aceptarla. Es la mejor manera de perderle el miedo y que no bloquee nuestra habilidad de resolución.
No hay mejor opción que actuar en base a lo que CREEMOS que es adecuado en un determinado momento, y no tanto a SABER que es lo correcto, lo exacto, lo seguro
Cuanta más certidumbre y seguridad demandemos, más CONTROL impondremos. Y un exceso de control en pro de una total seguridad, puede llevarnos a lo que técnicamente se conoce como Parálisis por Análisis. Al fin y al cabo todo es susceptible de:
- “pensarlo mas”, “pensarlo mejor”, “esperar un poco mas” “dejarlo para un mejor momento”,….
Una excesiva demanda de control se centra en eliminar la incertidumbre, y eso es imposible y nos aparta de la capacidad de ser resolutivos, actuando con la flexibilidad y adaptabilidad necesarias.
El Círculo vicioso y pernicioso está servido. Un exceso de control llevará un descontrol que impulsará una mayor demanda de control,…
¿Es posible Gestionar esa Incertidumbre?. Estas técnicas nos ayudarán a desbloquear la habilidad de Resolución.
Debate Racional de la Duda
La inevitabilidad de la duda hace que sea necesario aprender a tolerarla. No hay opción.
Cualquier otro camino lleva a la indecisión, al bloqueo, a no ser resolutivo. Es imposible no dudar. Somos seres pensantes, luego necesariamente dudamos. El problema no está en la duda, sino en qué hacemos con ella, en cómo la gestionamos
Normalizar la duda, aceptarla, asumirla y reconocer que tendremos que actuar con ellas, es el punto de partida más adecuado para que la duda no suponga un bloqueo.
Desmitificando los extremos.
La máxima aristotélica de que normalmente encontraremos la virtud en el término medio, es muy relevante en este contexto.
Es importante identificar la distorsión que supone evaluar una situación, decisión, o hecho, en términos extremos y excluyentes como bien-mal, acertado-equivocado…, ya que necesariamente exige referenciarlo a algo, y precisamente de esa demanda surge la clave para aprende a desarrollar la flexibilidad necesaria para actuar resolutivamente, y que nos da la descarga de tener la “responsabilidad de la infalibilidad”.
Conviene pues cuestionarse:
- ¿Qué es hacerlo bien (adecuado) o hacerlo mal (inadecuado)?.
- ¿Para quién?.
- ¿En que situación o circunstancia?.
“Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces”.(Adam Smith).
TOLERANCIA AL FRACASO.
Sin los filtros adecuados, las demandas anteriores pueden desencadenar en que esos niveles de autoexigencia lleguen a ser desadaptativos , y que como han demostrado autores como Bandura y A.Ellis, entre otros, la percepción de fracaso y una valoración negativa del mismo, se conviertan en fuentes de inhibición y pérdida de eficacia personal.
Son muchos los profesionales que valoran el fracaso como un error, como algo negativo, que dice muy poco a favor de ellos como profesionales. Se ha llegado a crear una cultura de evitación al fracaso.
El fracaso es la única vía posible para el desarrollo. No solo es inevitable, sino que es necesario. La única manera de no fracasar, y tampoco lo garantiza, es movernos siempre en nuestra zona de seguridad, en aquello que manejamos, rehuyendo nuevos planteamientos, nuevas metodologías, nuevas manera de relacionarse,…¿Qué desarrollo se puede derivar de esta forma de proceder?. Ninguno.
La experiencia y el estudio de los mejores profesionales, permiten afirmar que es imposible llegar al éxito sin el fracaso.
Es más, estamos hablando de fracaso, y realmente el fracaso realmente no existe. Es solo un modo de valorar negativamente una experiencia, en la no se han cumplido las expectativas. Afortunadamente, eso lo tenía muy claro Alba Edison, al igual que otros muchos científicos, artistas,…, cuando al referirse a su invento de la bombilla dijo: “nunca fallé, simplemente no funcionó las 10.000 primeras veces; a la 10.001 se encendió”.
“Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.” (Charles Dickens)
Sin irnos tan lejos, tenemos múltiples hechos “cotidianos” que reflejan lo anterior, como por ejemplo, la realidad de los profesionales comerciales que “saben” que serán más los NOES que los SÍES. O los deportistas que día tras día se esfuerzan por alcanzar resultados que se resisten a la primera.
El temor, el miedo, lejos de ser negativo, es una buena señal, señal de que nos importa lo que podemos perder y por lo tanto vamos a ver como podemos canalizarlo para que sea un motor y no un paralizador.
Técnicas para Manejar el Temor al Fracaso.
La “Ley de la Relatividad”. Relativizando el impacto de la resolución.
Una de las claves es aprender a relativizar el impacto que cada actuación tiene en el balance final de los resultados. Es importante resolver las gestiones en curso lo antes posible con la finalidad de no seguir avanzando y saber si debemos rectificar en el caso de que sea necesario
Pero la “ley de la relatividad “ va mas allá, todo fracaso se circunscribe en un momento y un contexto determinado.
Lo que hoy a sido un fracaso mañana puede ser un éxito; sino que se lo digan a Vincent Van Gogh, por ejemplo, cuya obra solo obtuvo reconocimiento después de su muerte. ¿Éxito o fracaso?.
De la mismo manera que un éxito hoy no garantiza un éxito mañana, un fracaso hoy no significa un fracaso mañana.
Porque no podemos controlar todos los factores que influyen en lo que nuestras actuaciones, y por consiguiente es imposible evitar que el resultado pueda no ser el deseado. Cuanto antes resolvamos la situación, antes estaremos en condiciones de conocer qué determinó el resultado, y antes podremos reaccionar o dirigir nuestros esfuerzos hacia nuevos objetivos.
En definitiva, un fracaso es importante aprender a percibirlo como puntual, relativo, nunca como algo definitivo, absoluto.
Análisis de Consecuencias
Llegado el momento de la verdad, conviene en ocasiones preguntarse:
- “¿Qué es lo peor que puede ocurrir?”
A partir de esa pregunta inicial cabe volver sobre ella y cuestionarse realmente qué ocurriría si pasa lo peor.
- “¿Y que pasa si ocurre eso?”
Normalmente repetirse esta pregunta 3 veces a partir de la inicial, suele ser suficiente para llegar a la conclusión de que en la mayoría de los casos, realmente lo mejor es Resolver la situación, máxime si todavía falta una última pregunta
¿Qué probabilidad hay de que ocurra lo peor?. Con frecuencia abordamos las acciones desde el universo de los posibles, y claro, todo es posible. Por más y más vueltas que le demos, siempre es posible que no salga como esperamos. Tiende al infinito, no hay manera de resolverlo y estar 100% seguros, SABER, sin dejar lugar a la duda.
Es más adaptativo abordarlo desde el universo de lo probable. ¿Qué creo que es más probable?. CREER, con dudas, nuestra dudas.
¿Evitar lo inevitable?.
En el caso de que lo anterior no sea suficiente y contemples como altamente probable que ocurra lo peor y lo valores muy negativamente, asumiendo que las cosas son así, es indudable que ante lo “inevitable”, la clave pase a ser ¿Cómo afrontarlo lo mejor posible?:
- ¿Puedo evitarlo?
- ¿No actuar y resolver la situación me ayuda a prevenir esas consecuencias u ocurrirá de todos modos?
- ¿Existe otra forma de afrontarlo?
- Si existe ¿Por qué no cambio de táctica? Y sino existe ¿Por qué no lo resuelvo ya?.
CERRAR EL CÍRCULO
Queremos concluir destacando que si estás valorando si actuar o no, es porque ya has analizado y reanalizado la situación, ya has hecho un gran trabajo. Te recomendamos que eches un vistazo a este otro blog sobre Tenacidad, puede aportar más claves
Llegado hasta ahí, es importante recordar una regla que creemos que puede resumir una parte importante de lo expuesto:
Si Crees que ha Llegado el Momento de Actuar, ha llegado el Momento de Afrontar el “Fracaso” o Disfrutar el Éxito.
“El éxito consiste en vencer el temor al fracaso.” (Charles Augustin Sainte-Beuve )
Que tengas muchos éxitos.
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