Tenacidad: el arte de persistir en lo que queremos

Tenacidad. “Hay que ser tenaz”, “luchar por lo que se quiere”, “quien la sigue la consigue”,…¿Quién no ha escuchado estas frases al menos alguna vez?

Pero claro, seguro que también hemos escuchado eso de “rectificar es de sabios”, “deja de darte contra la pared”,…¿ Con qué nos quedamos entonces?

¿Debemos persistir o, si se resiste aquello que estamos buscando, debemos abandonar?

Difícil disyuntiva, y con tantos matices que no tiene una respuesta definitiva.

Hoy nos vamos a centrar en conocer y desmenuzar qué es eso llamado Tenacidad. Es decir, aquello que nos permita persistir en los objetivos marcados.

Podemos determinar que la tenacidad es la habilidad clave que nos permite iniciar la acción y sobre todo mantenernos activos en ella. 

Con el afán de no dejar en el aire las cuestiones anteriores, conviene destacar en primer lugar que es complicado mantenerse tenazmente en una actividad que no queremos o en la que no creemos. Ahí con frecuencia una opción interesante es detenerse y revisar qué hacemos, porqué y para qué, y esas respuestas pueden invitarnos a rectificar.

En otros casos, puede que estemos 100% convencidos y que firmemente deseemos aquello por lo que actuamos y sin embargo se nos resiste. Ahí, y como acompañamiento a la tenacidad, es conveniente analizar qué hacemos, cómo lo hacemos, por qué lo hacemos así…, es decir, buscar modos alternativos de actuar para lograr el objetivo marcado.

Hechos estos matices, por muy claro que tengamos lo que queremos y/o nos interesa y por muy preparados que estemos, con frecuencia  aquello que queremos alcanzar suele tener su complejidad y no pocas veces surgen dificultades por el camino. Llegados aquí, gestionar adecuadamente el impacto de esas dificultades, es lo que permitirá  que nos mantengamos firmes o que cejemos en el empeño.

Es precisamente la Tenacidad quien nos permite manejar adecuadamente esas dificultades y no cejar en el empeño

¿Qué es eso llamado Tenacidad?

La siguiente definición, aúna los aspectos claves de lo que entendemos como Tenacidad en el quehacer

“Tenacidad es la Habilidad para Iniciar y Mantenernos una tarea de manera Persistente y Resistente a abandonarla ante las dificultades y/o las dudas y la incertidumbre entorno a lograr nuestros objetivos.”

Es importante resaltar el paralelismo con el concepto técnico que en mineralogía y en ingeniería se da a Tenacidad: “resistencia que opone un mineral u otro material a ser roto, doblado o desgarrado, siendo una medida de su cohesión”.

Haciendo un brevísimo resumen, si estamos cohesionados con nuestros objetivos, la tenacidad será más fácil de desarrollar.

Conviene diferenciar la tenacidad de lo que podríamos conceptualizar como “ser cumplidor”

Tenacidad versus Cumplimiento: La tenacidad implica cumplimiento de lo que se ha de hacer (otra cosa es obtener el resultado), mientras que el cumplimiento no implica necesariamente la tenacidad. 

¿Es lo mismo una persona cumplidora, que una persona Tenaz?. Como podemos derivar delo anterior, es evidente que la respuesta es no. Digamos que cumplir implica mantenerse en un estado de mínimos, mientras que la tenacidad nos lleva a buscar alcanzar los objetivos haciendo lo que sea necesario, a pesar de los obstáculos y las dificultades.

El blog “lograr nuestros objetivos” es un complemento perfecto de esto que estamos tratando

VARIABLES CRÍTICAS PARA LA  TENACIDAD

La tenacidad es una capacidad que podemos esquematizar en una sencilla fórmula:

Adecuación De Expectativas

Con frecuencia se observa que se tiende a esperar que lo que hagamos nos lleve directamente al resultado. Esto realmente es más bien un deseo. 

Evidentemente que una expectativa donde esperamos que lo que hacemos nos llevará a conseguir el objetivo, es tremendamente positiva y en principio eso favorece nuestra predisposición. En eso estamos de acuerdo. 

Por supuesto es fundamental que aprendamos a atribuir controlabilidad y estabilidad a aquello que hacemos. Sin embargo, que sepamos qué hacer, en qué momento, cómo, por qué,…, no garantiza el éxito y sobre todo, no hace FÁCIL la tarea, máxime si hay aspectos que todavía no dominamos. 

Necesitamos, por lo tanto, ajustar y adecuar nuestras expectativas y que éstas reconozcan e incorporen las dificultades “esperadas”, e incluso la posibilidad de no lograrlo a la primera

En este sentido debemos prestar atención a CÓMO elaboramos nuestras expectativas, ante lo que tenemos que realizar. 

Es indudable que si esperamos un resultado inmediato y positivo, eso favorecerá la actuación (“pasar a la acción”), pero,  ¿De que sirve la iniciativa si no tenemos continuidad en nuestra actividad?. ¿Gana quien sale con mucha fuerza y convencido de que “está hecho” o quién sale con fuerza y consciente de que se cansará en determinado punto pero que forma parte de la carrera, que debe administrar sus fuerzas y que podrá superar ese momento?.

Si no contemplamos las dificultades, bien de la propia tarea, bien de nuestra propia pericia, o bien por la aparición de imprevistos, puede que decaiga nuestra dedicación a la tarea y rápidamente se vean “aniquiladas” nuestras “positivas” expectativas: “esto no lleva a ninguna parte”, “en el fondo ya sabia que no podría lograrlo”, “bueno, lo he intentado y no hay nada que hacer”,…

Las investigaciones de Meichenbaum (1977-1987),  y otros autores (Mahoney, Goldstein, D`Zurilla,…), han puesto de relieve la necesidad de una adecuada preparación a las situaciones potencialmente “estresantes” para una buen afrontamiento.

Para ello una variable clave es el reconocimiento explícito tanto de las posibles dificultades, como de la propia capacidad para afrontarlas. 

Por lo tanto cuando hablamos de EXPECTATIVAS ADECUADAS planteamos que éstas deben atender a dos criterios básicos:

  • Deben incorporar el reconocimiento de la responsabilidad y control sobre la situación. (Autoeficacia).
  • Deben incorporar el reconocimiento de las potenciales dificultades Externas e Internas. (Realistas).

Tolerancia al malestar

Vamos a organizar la exposición entorno a dos variables que dan buena cuenta de a qué nos referimos con tolerancia al malestar y sobre todo, que nos permiten hacerla operativa y trabajar sobre ella.

1.-Razonamiento Emocional.

El Razonamiento Emocional es una de las distorsiones cognitivas más sutiles y frecuentes, y,  si no se identifica y maneja, más inmovilistas.

Consiste básicamente en elaborar un razonamiento, sobre la base de una emoción, es decir, tomar las emociones como evidencias definitivas.

La mejor manera de explicarlo es plantear la analogía con una fobia a volar: “me genera muchísima ansiedad y temor subirme a un avión, LUEGO volar es peligroso”. (lo cual por una parte refuerza mi miedo y por otra, hace desistir a cualquiera de la idea de volar).

La distorsión está precisamente en la inferencia que se hace a partir de nuestra emociones, dificultades. Que algo no nos apetezca puntualmente, que tengamos dudas, que nos dé miedo a no lograrlo, no significa que debamos dejarlo.

Para actuar a este respecto, debemos hacer el esfuerzo de mantener únicamente la primera parte de nuestra afirmación, una vez identificada y,  ahí, incorporar lo que vamos a ver a continuación.

2.- “No Soportantitis”

Albert Ellis identificó en sus investigaciones una demanda que subyacía a numerosas reacciones de intolerancia al malestar. Posteriormente han sido muchos los autores que han investigado y trabajado sobre ello, con concepciones diversas como por ejemplo “hedonismo inmediato”.

Esa demanda es la exigencia de que “las cosas deben ser fáciles. Es tremendo que las cosas no salgan como yo quiero”. 

Si lo anterior se produce, estamos planteando la exigencia de que las cosas DEBERÍAN SER DE OTRO MODO para que nosotros pudiéramos encontrarnos mejor.

¿Porqué las “cosas” deben ser fáciles/más fáciles? ¿Por qué las cosas deben ser/salir como yo quiero?.

Es una técnica reflexiva clave para al menos, darnos la oportunidad de poner en tela de juicio si realmente aquello que queremos conseguir, cambiar, eliminar es tan insoportable.

Que las cosas no salgan según lo previsto ¿realmente es catastrófico?, ¿realmente es tan malo?. O acaso, ¿únicamente es algo que puede ocurrir?

No siempre se puede estar al 100%.

Es indudable que es más fácil tolerar la satisfacción que la insatisfacción, la tranquilidad que el nerviosismo,…, pero ¿es realista demandar estar siempre satisfech@s, tranquil@s,…?, ¿Es realista conseguir siempre a la primera lo que queremos?

TENACIDAD. CARRERA DE FONDO

Un corredor de maratón tiene que aprender a fijarse hitos dentro una larga carrera, sabiendo dosificar su tiempo y su esfuerzo, lo cual le permite “saber”, aún a falta de 25 Km. para la meta, que va por el buen camino. Del mismo modo, es importante que reconozcamos que normalmente son muchas las etapas que forman parte de aquello que queremos lograr, principalmente de aquellos objetivos más importante y complejos (nuestro proyectos profesionales, formar una familia, afrontarían enfermedad,….).

No vamos a discutir que completar una maratón es un difícil reto que  incluso podríamos definir como una prueba de resistencia y sufrimiento. ¿Qué ocurriría si vienen dudas sobre si aguantaremos y no contábamos con ellas?, ¿qué ocurre si empiezan a repicarnos ideas de que no podemos soportar/aguantar más? Esas habilidades, en este caso de tenacidad (o fortaleza) son, en la mayoría de los casos, lo que diferencia a los mejores. 

Pero además, por mucho que nos hayamos preparado cuidando  la alimentación,  entrenando duramente cada día, manteniendo un descanso saludable, etc, etc, …,puede que ese día tengamos una décima de fiebre, molestias musculares…, y que no terminemos la maratón.

¿Fracaso?. No, simplemente no ha salido a la primera, o al menos no ha salido en esta ocasión. Volvamos a intentarlo.

A modo de conclusión, la  Tenacidad se centra en los objetivos, en los resultados que queremos conseguir, y para ello conviene recordar que:

  • Nunca tendremos la SEGURIDAD PLENA de si es correcto o no cambiar ahora de plan.
  • Las dudas y las dificultades surgirán y tendremos que manejarlas
  • Puede que nos moleste o frustre tener que hacerlo de nuevo.
  • Somos los responsables de alcanzar nuestros resultados.
  • Estamos ante un problema que se puede resolver. Busquemos alternativas.

“RECTIFICAR ES DE SABIOS”

Si, pero solo se puede rectificar, si se ha iniciado y mantenido un “camino”, una acción, y buscar alternativas aparece como la mejor opción.

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