Estilos atributivos

Tus Estilos Atributivos y la emociones que los acompañan

Estilos atributivos

“Dime como explicas lo que ocurre a tu alrededor y te diré como te sientes.”. Aparte de que no nos ha quedado del todo mal la frase, resume a la perfección todo lo que viene a continuación.

Si estudias medicina, aprendes a explicar, a atribuir causas a las enfermedades y sobre eso a curarlas. Si estudias fontanería, aprendes a explicar, a atribuir causas a determinadas averías y sobre eso poder repararlas. Si estudias música, aprendes a a explicar, a atribuir las causas por las que una melodía tiene una textura bifónica o polifónica, …y así hasta el infinito.

¿Y qué hacemos desde el instante mismo que nacemos o incluso antes?. Según muchos autores,  básicamente APRENDEMOS, como demostraron,  por ejemplo, Moon C, Lagercrantz H, Kuhl PK, que evidenciaron que El desarrollo del lenguaje empieza en el útero.

estilos atributivos

Siempre aprendiendo

“Estudiamos” sin parar nuestro entorno, nuestra “vida” y aprendemos a explicarla, a establecer  relaciones y atribuciones causales a lo que ocurre. Aprendemos, aprendemos y aprendemos.

¿y esto qué tiene que ver con los estilos atributivos y la depresión (entre otros trastornos)?. Pues a ver qué tan buenos comunicadores somos, porque tiene todo que ver. 

No diremos que los estilos atributivos explican todo y son el origen causal de la depresión, de los trastornos del estado de ánimo, o de los trastornos de ansiedad, por ejemplo. Eso es demasiado pretencioso y no contempla la complejidad y la presencia de otras variables que deben ser tenidas en cuenta. Sin embargo, y la experiencia en la clínica así nos los pone de relieve, los estilos atributivo explican muchos de los síntomas depresivos y son una poderosa herramienta de trabajo. Así que bien merecen un título en grande.

¿Qué son los Estilos atributivos?

Vamos a ver por una parte qué es la atribución y qué es el “estilo”.

La Atribución podemos entenderla como la interpretación o la explicación que damos sobre las causas, los motivos o las razones de lo que sucede a nuestro alrededor o en nosotros mismos. Sobre algo que ocurre, algo que sentimos, algo que creemos o algo que hacemos.

Así, puede que sea por suerte, o mala suerte, por que nos lo merecemos, porque sabemos o no sabemos hacer tal o cual cosa, etcétera, etcétera.

El Estilo, vienen a ser nuestra tendencia. Aquello que nos “define”. Coloquialmente, aquello por lo que nos conocen dirían; algo así como “lo bueno bien que dice siempre que es por méritos propios, pero para lo malo siempre encuentra excusas”.

Por lo tanto, si lo unimos, nuestro estilo atributivo hace referencia a nuestra tendencia a explicar lo que ocurre de un modo determinado, “nuestro modo”, y son muchos los autores que han relacionado ese estilo atributivo con lo que empuja a cada persona a actuar o no actuar y que llega a influir en el propio autoconcepto y autoestima.

Haciendo un breve repaso de la relevancia que el constructo de estilos atributivos ha ido adquiriendo en la investigación y en la práctica clínica, podemos poner su principal origen en la Teoría de la Indefensión Adquirida de Martín Seligman, que a partir de rigurosos experimentos, postuló que la percepción de incontrolabilidad, de no existencia de relación entre lo que se haga y lo que ocurra, lleva a una reacción de inacción, de no hace nada ni para salir de una situación negativa habiendo posibilidades de salir.

Como casi siempre ocurre, esa teoría había muchas cosas que no explicaba entorno a la depresión, como por ejemplo: la baja autoestima, o la tendencia a la autoinculpación de las personas deprimidas, la generalización de los síntomas, la cronicidad., etc. Así pues Abramson, Seligman y Teasdale, reformularon la teoría, allá por el 1975, que llevaría a la Teoría de la desesperanza y donde ya se puso de relieve que un aspecto clave está en la explicación que la persona busca para esa incontrolabilidad percibida.

Ahí ya se sentaron las bases de las dimensiones esenciales de los estilos atributivos, que nuevamente insistimos, no lo explican todo, en relación a la depresión y otros trastornos, pero si una buena parte.

Tipos de Atribuciones: ¿qué estilo tienes?

Estilos atributivos

Recapitulando lo expuesto hasta aquí, en función de las experiencias, de las vivencias y de los modelos que todos tenemos y que son nuestros maestros, que a su vez nos “vuelcan” sus aprendizajes y creencias sobre lo que ocurre, aprendemos a construirnos nuestras propias teorías de porqué ocurren las cosas y como “debemos” actuar [te recomendamos nuestro blog sobre las distorsiones cognitivas], y ahí, el estilo atributivo que cada un@ aprende va a condicionar mucho sus decisiones, sus acciones, y sus reacciones, teniendo mucho que decir cuando hablamos de la depresión.

Las atribuciones, las causas que creemos que explican las cosas que ocurren podemos, en la investigación y en la práctica clínica, y porque no, en la vida misma, se organizan en 3 grandes factores.

FACTOR SITUACIONAL: Dicho con menos rimbombancia, se refiere al tipo de situaciones donde esa causa es válida.

Así, puede ser una causa GLOBAL, presente en todas las situaciones, o por el contrario puede ser una causa ESPECÍFICA, es decir, en una situación particular.

Por ejemplo: si lo que ocurre es que he sido despedido de un trabajo, eso se puede atribuir a “no me quieren en ningún trabajo” (GLOBAL), o bien “Creo que ya sé en que tipo de empresa no encajo”.

Parece claro que la reacción ante una u otra realidad percibida, va a ser muy distinta.

FACTOR TEMPORAL:  Aquí nos referimos a la estabilidad percibida de la causa. Así, la causa atribuida puede ser ESTABLE, o lo que es lo mismo, siempre presente, permanente,  de manera que estaba en el pasado, está en el presente y estará en el futuro. Por el contrario puede atribuirse a una causa INESTABLE, es decir, ahora se debe a eso pero mañana, tiene porqué ser así.

Siguiendo con el ejemplo, además de lo anterior, podemos atribuir y explicarnos que “NUNCA tendré un trabajo estable y me volverán a despedir”. Del mismo modo, también podemos considerar que “esta empresa no es la única del mundo y en la próxima será diferente”

FACTOR DE LOCUS DE CONTROL: Es decir, la causa ¿es interna o externa?, ¿dónde se localiza e origen de lo ocurrido?. Por lo tanto, si la atribución es INTERNA, eso significa que la causa se sitúa en un@ mism@, mientras que si la atribución es EXTERNA, la causa se sitúa en factores externos.

Volviendo al ejemplo, si además de las atribuciones anteriores, también lo atribuyo a una causa interna, nos encontraremos ante una percepción de la realidad con poco lugar a la esperanza “no me quieren en ningún trabajo, y me volverá a pasar porque no valgo para nada”. Del mismo modo la atribución puede hacer referencia a una causa externa como puede ser por ejemplo “la mala suerte”, “el equipo no era el mejor”,…

Estilos atributivos

En definitiva, el estilo atributivo, es un constructor cognitivo, un modelo de trabajo y de investigación que permite estructurar e identificar patrones de pensamiento que explican pautas de comportamiento y reacciones emocionales concretas.

Aunque de manera más frecuente se ha investigado y asociado con la depresión y trastornos del estado de ánimo y con cuadros de ansiedad, es igualmente una herramienta útil en proceso de toma de decisiones, de gestión de equipos, y en definitiva de gestión de la propia vida.

¿Conoces del cuento del Elefante de Jorge Bucay.? Un maravillosa manera de hablar de lo aquí nos ocupa

Atribuciones y estado de ánimo ¿cómo se relaciona?

Analizando multitud de casos y nuestra experiencia en la clínica así lo corrobora, la depresión suele aparecer en la mayoría de los casos asociada a un determinado estilo atributivo.

Pero para exponerlo necesitamos incorporar una nueva variable. Nos referimos a qué atribuciones causales se hacen cuando hay que explicar un hecho positivo, un éxito y cuáles cuando estamos ante  un hecho negativo, un fracaso.

Estilos atributivos y depresión

Las personas deprimidas suelen presentar un estilo atributivo que les lleva a:

Explicar los éxitos, lo bueno que les ocurre, en base a causas externas, específicas e inestables. Es decir, ha sido por algo externo, como puede ser la suerte, o que le hicieron un favor, es específico, ha sido en esa ocasión y ya, y es por algo inestable, por lo que no volverá a ocurrir

Explicar los fracasos, lo malo que les ocurre, en base a causas internas, globales y estables. Ahora si que se debe a algo mío, es “por mi…”, que ocurre en todo, y que siempre sería así.

Esta tendencia  a  responsabilizarnos (culparnos) de lo negativo y a no atribuirnos lo positivo, como si lo bueno que hacemos o nos pasa, no fuera con nosotros, antes o después terminará por mermar la imagen que tenemos de nosotr@s mism@s, el autoconcepto, la autoestima. Si a esto le añadimos esa tendencia a ver como permanentes las causas de lo que ocurre,  la desesperanza es casi una consecuencia inevitable y por lo tanto la depresión, ya que “ya nada de lo que haga merece la pena, da igual, nunca cambiará nada”

¿Y qué pasa con los trastorno de ansiedad?

estilos atributivos y ansiedad

Se han realizado muchas investigaciones con el objetivo de poder establecer un estilo atributivo diferencial y específico para para los trastornos de ansiedad y en la misma línea para la depresión y que permita predecir uno u otro grupo de trastornos. 

Si bien los resultados no son concluyentes, las personas somos algo más complejas que un estilo atributivo, nuestra experiencia clínica nos permite también identificar un cierto patrón regular que se esconde detrás de los trastornos ansiedad, que suelen tener un común denominador, la “necesidad” de control.

En este caso, como vemos tanto lo positivo como lo negativo comparten causas similares, y hay cierta tendencia a ves la causas como inestables, lo que lleva a no poder quedarse tranquil@, son globales, siempre hay que estar alerta, y sobre todo, son internas, uno debe siempre hacer algo, debe tratar de asegurarse, no es tanto que el origen sea por algo de la persona, pero si que la persona puede y debe hacer algo, al fin y al cabo la “rumiación” es una acto mental y aporta esa sensación de hacer algo. :-).

En definitiva, la manera en que nos explicamos lo que ocurre a nuestro alrededor y en nuestro interior, tiene todo que ver con la manera en que reaccionamos física y emocionalmente a nuestro alrededor y en nuestro interior. 

Nuestro estilo atributivo  influye en nuestras emociones, en nuestros sentimientos.

Para terminar de evidenciar la capacidad de afectar a nuestras reacciones emocionales de las atribuciones, basta con poner un ejemplo cotidiano y sencillo, con el que probablemente podamos identificarnos tod@s y que ya contempla el refranero

“Mal de much@s consuelo de T…”

En definitiva viene a decir que si creemos que algo nos ocurre solo a nosotros, nos afectará mucho más que si creemos que es algo que también le ocurre a much@s otr@s, en muchos caso porque me “libera” de que sea por algo “mío”, o por “mi mala suerte”. :-).

Para concluir, un estilo atributivo asociado a la depresión y que se relaciona con la Indefensión aprendida, puede estar detrás de reacciones emocionales y comportamentales, entre otras muchas, como estas:

  • Pasividad, apatía y desgana
  • Percepción de impotencia, de que las cosas no se pueden cambiar ni mejorar. Vernos impotentes e incompetentes, sin salida ni recursos para cambiar las cosas. Esto puede llevar a ni siquiera intentar salir de lo que está viviendo ni de pedir ayuda, creando un círculo vicioso que lo va cronificando. Por esta razón, si conoces a alguien que este en este punto, es importante que reconozcas este aspecto y que comprendas su resistencia a pedir ayuda, para que no dejes de intentarlo, LA NECESITA
  • Depresión: Se pueden generar cuadros graves si no se recibe ayuda profesional, que es lo que habitualmente nos encontramos en la clínica. Esperamos que la cada día haya más concienciación y se acusa antes en busca de ayuda.
  • Aislamiento
  • Estrés Ansiedad.

Merece la pena por lo tanto prestarle la atención que merece.

¿Y puede modificarse el estilo atributivo?

¿Podemos aprender a nuevas formas de hacer una tarea determinada?, ¿podemos aprender algo nuevo en relación con nuestra profesión?, ¿podemos aprender un nuevo idioma?, ¿podemos leer sobre algo que nos haga cambiar de opinión?, ¿podemos aprender una nueva técnica en nuestro deporte preferido?.

Pues como seguramente la respuesta sea positiva, igualmente es positiva en lo que a los estilos atributivos se refiere. Los hemos aprendido, los hemos ido adquiriendo a lo largo de la vida, y por lo tanto, podemos aprender a modificarlos.

Cualquier comportamiento aprendido es susceptible de ser modificado.

Como todo aprendizaje, evidentemente va a suponer un esfuerzo. Para empezar vamos a tener que modificar nuestros “vicios”, ya sabemos que es más fácil empezar de cero que tener que reaprender y  corregir lo que ya aprendido.

estilos atributivos

Por lo tanto, Lo primero es darnos cuenta, conocer cómo hemos aprendido a procesar la información, cómo tendemos explicar las cosas que nos ocurren, en definitiva, conocer nuestro estilo atributivo, entre otras muchas cosas. 

El siguiente paso es desaprender lo aprendido y reaprender estrategias diferentes y alternativas, que nos permitan sentirnos capaces de actuar, de tomar control sobre nuestras emociones, sobre lo que hacemos, sobre nuestra vida.

Iremos aprendiendo a poner a prueba lo que sabíamos y lo que sabemos ahora, a testar las alternativas que generamos para explicarnos lo que sucede de un modo más adaptativo. 

Aprenderemos así a valorar de un modo más objetivo nuestras teorías sobre las “cosas”, nuestras creencias sobre nuestras capacidades, aprendiendo y centrándonos en lo qué podemos hacer para resolver una situación o al menos intentarlo.

Nuestra capacidad de cambio y afrontamiento es asombrosa. En ocasiones lo más complicado es identificar dónde centrar los esfuerzos, dónde debe producirse ese cambio. Podemos evolucionar, cambiar y desarrollar nuevas habilidades.

Pero una cosa está clara y podemos decirlo bien alto, porque lo vemos diariamente  gracias a todas las personas que dan un paso adelante y nos piden ayuda: El cambio si es posible afortunadamente

Gracias por leernos.

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