PACIENCIA Y ANSIEDAD: Más paciencia y menos ansiedad
Paciencia, paciencia…
¿Cuántas veces lo hemos escuchado?, ¿Cuántas veces lo hemos dicho?. ¿Será que escasea y por eso se insiste tanto?.
Revisando la sabiduría popular, que no deja de ser una acumulación años y años de experiencia y observación sobre lo que ocurre, tenemos una buena recopilación de ideas y reflexiones sobre la paciencia . De hecho, para Bruner psicólogo y pedagogo, cátedra en Harvard, , la Psicología Popular es la explicación que da la cultura de qué es lo que hace que los seres humanos funcionen.
Pues bien, y solo a título de ejemplo, nos encontramos con “enseñanzas” del tipo:
“A cualquier dolencia, es remedio la paciencia”
“A lo que no puede ser, paciencia”
“A suerte mala, paciencia y buenas cara”
“A donde no hay remedio, haya paciencia”
“Con tiempo y paciencia, se adquiere la ciencia”.
Y quizás una las grandes enseñanzas de la sabiduría y/o psicología popular “Fermín, vísteme despacio, que tengo prisa”.
Sin duda, parecen buenas enseñanzas y a la luz de lo que se ha ido descubriendo de manera más “científica”, con un estudio metódico del comportamiento de las personas, parece que van muy bien encaminadas.
Pero antes de continuar, hagamos un pequeño alto en el camino, y vamos a ver como encajan con algunas reacciones del día a día:
- ¿Cómo reaccionas si internet se queda “colgado” y no carga una página?.
- ¿Qué ocurre si no recibo respuesta a un mensaje que he enviado por mail, whatsapp,…?
- ¿Y si de camino a una reunión, me encuentro un atasco por un accidente?
- Y probablemente una situación estrella, “se ha perdido un trabajo en el que llevas todo le día trabajando”.
- ¿Qué tal llevas esperar el autobús que parece que se retrasa?
- ¿Y si el/la camarer@ tarda en atenderte?.
- ¿O si se retrasan los resultados de unas pruebas médicas importantes?
- ¿No llaman de la entrevista de trabajo?
Mirando alrededor, se observa que con frecuencia se reacciona con mal humor, con irritabilidad, se sube la voz, se golpea “el volante”, se tiraría por la ventana el portátil, suben la pulsaciones, se acelera la respiración,…¿algo así te ocurre en situaciones como las anteriores?.
Si la respuesta es si, a la luz de los que nos dicen esa Sabiduría Popular, significa que vamos escasos de paciencia. Si la respuesta es no, parece que vamos bien.
Sea como sea, ¿qué es realmente la paciencia?.
¿A que nos referimos con paciencia?
Según hemos empezado este blog, y viendo los ejemplos que se han ido poniendo, podría considerarse que paciencia es sinónimo de esperar, o más bien de saber esperar.
En algún modo si, pero la paciencia es algo más que esperar o saber esperar.
El término Paciencia proviene del latín pati, (patientia) que significa sufrir. Tal es así, que de patiens (el participio de pati) se incorporó al castellano como paciente, “el que sufre”. Y sobre la paciencia se ha pensado y escrito desde hace muchísimo tiempo, como por ejemplo Aristóteles, y como no, los estoicos y su Estoicismo.
Más centrados en el aquí y el hora, la Rae, define la paciencia como:
1. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. Ese algo puede ser un atasco, un retraso, una pierna escayolada,….
2. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas. Es decir, que requieren tiempo
3. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho. Como puede ser las buenas noticias de unas pruebas médicas
Por lo tanto la paciencia supone saber esperar, por supuesto, pero también implica saber soportar o padecer algo.
Y aquí necesitamos hacer de nuevo un alto en camino, porque claro, hace unos meses publicamos un blog, donde se hablaba y se analizaba la resiliencia. ¿Es lo mismo paciencia, que resiliencia?, ¿una persona paciente es resiliente?, ¿una persona resiliente es paciente?.
No, no es lo mismo, están muy relacionadas y las una puede llevar a la otra y la otra a la una, pero no son lo mismo. De la misma manera es muy probable que una persona con actitud paciente, llegado el caso actúe con resiliencia, pero no necesariamente ha de ser así.
¿Dónde esta la diferencia entre paciencia y resiliencia?.
Hay 2 aspectos donde en los que se concentra esa diferencia.
1- Uno lo encontramos en la línea temporal. La Resiliencia no hace referencia a la espera, hace referencia a como se afronta y gestiona el momento de la adversidad. Pero lo mejor es que pongamos un ejemplo.
Imaginemos que nos encontramos en la situación de estar esperando los resultados de unas pruebas médicas que nos ha realizado. Ante esa situación, podemos actuar con paciencia, sin “alterarnos”, pensando que ya llegarán los resultados y que todo irá bien, es decir, estamos actuando con paciencia.
Pero llegan los resultados y las noticias no son buenas, y nos venimos abajo, nos desanimamos y cada día nos encontramos más decaídos. La situación parece que nos ha superado y no estamos sabiendo actuar con resiliencia.
De la misma manera bien podría darse el escenario contrario. No llevar bien esa espera, no saber como gestionar esa incertidumbre, y reaccionar con nerviosismo, inquietud, mal humor, pero sin embargo cuando se nos comunica que los resultados no han sido positivos, tras el primer impacto negativo de la noticia, reaccionamos haciendo frente a la enfermedad, con el mejor de los ánimos.
2- El otro aspecto que nos permite hablar de paciencia o de resiliencia, hace referencia a la intensidad, a la gravedad de lo que nos puede ocurrir o nos ocurre. La paciencia, se encuentra más vinculada a nuestro día a día, a la cotidianidad de la vida. La resiliencia se asocia más como afrontar y sobreponerse a adversidades sobrevenidas más allá de la dificultades mayores o menores de nuestro día a día. Es decir, este segundo aspecto hace referencia a la intensidad, a como impacte lo ocurrido, los cambios, …, en nuestra vida.
Nuevamente, por ejemplo. Esta claro que romperse un tibia y tener que estar escayolad@s es un fastidio y una adversidad, máxime si la recuperación es más lenta de lo esperado. Pero ¿ y si la noticia es un esclerosis múltiple o un ictus con parálisis parcial?. En este segundo caso, la resiliencia es lo que nos permite sobreponernos y aprender a convivir con fuerzas esa situación, y la paciencia se hace necesaria para esperar a que esa escayola desaparezca lo más pronto posible de nuestras vidas.
Hecha esta incursión para encuadrar de que hablamos aquí cuando hablamos de paciencia, falta dar un paso más para adentrarnos en otra cuestión importante ¿por qué parece ser cada día más deficiente la paciencia?.
¿Que factores afectan a la Paciencia?.
Siempre conviene observar y entenderlo que nos rodea, para comprender mejor como interactuamos y como mejorar cuando nos relacionamos con ese entorno.
Con una velocidad que nunca antes se había experimentado, hemos entrado en un proceso de cambio y evolución social y tecnológico que nos ha llevado a un punto donde tal vez las prisas demandas del ser humano se han superado.
La inmediatez y la comodidad, siempre han sido motivaciones para el ser humano, de hecho son factores que según el principio de economía biológica (de inversión y coste de energía, biológicamente hablando) han sido siempre impulsores del cambio y la innovación. Estos factores, en nuestra era, han llegado a límites que parecen tener efectos negativos en lo relativo a la gestión afectiva y emocional de las personas. Por supuesto, también tienen ventajas y efectos positivos, no es cuestión de demonizarlos, ni de defender a capa y espada aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”.
Todo apunta a que esos efectos negativos tienen mucho que ver con la rapidez con la que han ocurrido los cambios. Al fin y al cabo, el ser humano tiene hoy los mismos recursos emocionales que hace unos cuantos siglos, y siempre que se investigan problemas y trastornos de estrés ansiedad, aprendizaje, …, la sobre estimulación aparece de alguna manera.
Así, vivimos en la era de la inmediatez. Buscando la manera de optimizar la rapidez de las comunicaciones, de producir, etc, …, hemos llegado a lo inmediato. Teléfono móviles siempre conectados, whatsapp, twitter, google, información en la red,…Queremos un dato y lo tenemos al instante.
Vivimos en la era del “aprende un idioma en tres meses y sin esfuerzo”. Es decir, ya no solo rápido, sino cómodo y fácil. Es decir, invierte los mínimos recursos posibles, no te esfuerces, no hace falta. (El esfuerzo y el desgaste que vivimos viene por otro lado. Viene de: debes saber inglés, debes tener 2 master, debes ir la gimnasio, debes hacer un curso de padres y madres, debes hacer un curso de cocina, ….y todo debes hacerlo “perfectamente”. Estoy es lo realmente agotador).
Otro de los factores más limitantes para desarrollar la paciencia, sobre todo para las generaciones futuras, y que supone un reto a la hora de educar lo tenemos en un hecho cada vez más cotidiano: se tienen cosas antes incluso de desearlas, y se tienen solo con pedirlas, al menos en una parte importante del mundo, justo en esa parte, donde parece haber un déficit cada vez mayor de paciencia. ¿Ayuda o dificulta esto a tolerar la frustración cuando descubrimos que lo que queremos conseguir supone esfuerzo?. Probablemente solo con plantear esta pregunta sea más que suficiente.
“La paciencia es una forma de acción” (Auguste Rodin)
Todo lo anterior, no hace fácil el trabajo y el entrenamiento necesarios para desarrollar la paciencia. Pero que sea más o menso fácil, no es motivo para no luchar por ello, ¿no?, poco a poco y con paciencia :-).
Todo lo que acabamos de revisar, nos da pistas claras de cuáles son las variables críticas de la paciencia. ¿Qué nos hace más o menos pacientes?, ¿ cómo podemos aprender a desarrollar más paciencia?.
¿Qué nos hace más pacientes?
“Hay que tener paciencia”, “Hay que tomarse las cosas con calma”,…Si, es así, pero ¿cómo?.
Vamos replantear la cuestión de otro modo. ¿Aceptas que NO todo es como quieres?, ¿aceptas que NO todo sale como quieres?, ¿aceptas que no todo el mundo actúa ni reacciona como esperas?,…
a- La Aceptación, como ocurre con la resiliencia, es la variable por excelencia para desarrollar y trabajar la paciencia. Aprender a aceptar lo que ocurre:
- Que estoy en un atasco
- Que los resultados de las pruebas no están todavía o que deben repetirse
- Que han llegado muchas personas antes que yo a la pescadería
- Que tengo 3 meses de recuperación por la lesión
- Etc.
En definitiva, aceptar que no por el hecho de que yo quiera que algo ocurra, tiene que ocurrir, o que por que yo no quiera que ocurra algo no ha de ocurrir, o que desear tener algo significa que he de tenerlo, y tenerlo ya.
La vida no pide permiso para ocurrir. Ocurre y lo mejor que podemos hacer es aprender a convivir con ella.
Aunque ya se ha comentado, nunca está demás repetir hasta la saciedad que aceptar y resignarse no es lo mismo. Aceptar es asumir lo que ocurre y hacerle frente, y desde ahí, mejorar y cambiar lo que sea posible.
Y dentro de aceptar, aceptemos que antes o después, más o menos, mucho o poco, vamos a ver frustrados deseos, ilusiones, objetivos,…y eso simplemente es INEVITABLE. Así que sí, lo niños deben frustrarse, deben decepcionarse. Es casi una obligación :-), así se van entrenando.
A título de ejemplo, es importante ir aprendiendo a:
- Aceptar que nuestra pareja no es perfecta, que no actúa ni reacciona como queremos. Es un paso adelante para tener más paciencia en nuestra relación de pareja, a veces tan necesaria como escasa.
- Lo mismo cabe decir si hablamos de l@s hij@s. No tienen porque entender la matemáticas con la rapidez que nos gustaría, o puede que lleven otro ritmo a la hora de pasear, o un larguísimo etcétera. Están aprendiendo y eso no ocurre de n día para otro, necesita tiempo.
- Aceptar la frustración que producen el hecho de que las”recompensas” no siempre son inmediatas ni equilibradas con el esfuerzo. Querer llegar antes de tiempo, suele producir eso mismo, se llega antes de tiempo, puede que no hayamos dejado pasar el tiempo necesario, ni hecho lo necesario para que ocurra lo que buscamos. Recuerda que Roma no se conquistó en un día.
- Reconocer que nuestros deseos no hacen magia, y el atasco no se va a volatilizar por mucho que nos empeñemos en ello. Y por supuesto, el atasco no está puesto ahí contra nosotros, simplemente, existen los atascos, y si vas en coche puedes “pillar atasco”.
- Ponerse en el lugar de equipo médico que esta trabajando en mi pruebas y en las otras muchísimas personas, y aceptar y/o entender que muy probablemente no pueda irse más rápido, también nos ayudará (lo cual no quita que podamos llamar para interesarnos y confirmar que todo sigue su curso y exigir que se nos dé la atención que merecemos).
- Y como no, aprender a tener más AUTOACEPTACIÓN, para mejorar la paciencia con nosotro@s mism@s.
b- Tolerar la Incertidumbre es otra variable fundamental para trabajar la paciencia.
El mensaje de “necesito saberlo ya”, para empezar es mentira ¿qué necesidad es esa?, ¿se muere un@ de no saber algo ya”?. Evidentemente NO. lo que realmente ocurre es que nos estamos haciendo esa autopropaganda todos los días y acabamos por creer que efectivamente lo necesitamos, pero no, no es una necesidad, es una opción.
El acceso y la inmediatez de las cosas, es algo que nos lo pone difícil, pero es importante que prestemos atención a cómo nos estamos llevando con la incertidumbre en nuestro día a día. La incertidumbre siempre existirá y no tolerarla, nos obliga a tratar de ir siempre más rápido que la propia vida, y eso tiene un precio. Pregúntate si quiere pagar ese precio
c- Sentido de urgencia. Aprender a ir deprisa termina por convertirse en una rutina, que una vez aprendida, funciona sola, y nos lleva a ir corriendo a comprar el pan, a correos, …
Esto, sin duda está muy relacionado con asumir que “debemos llegar” a todo, y claro, ante este escenario, paciencia poca.
Conviene que nos detengamos a revisar ¿porqué voy tan deprisa?, ¿porqué me inquieta tener que esperar?. Así puede que nos demos la oportunidad de aprovechar la “espera” para observar que nos rodea, que plan puede estar bien para esta tarde,….
Si la urgencia te empuja: para, cuenta hasta 3 o hasta 10, respira hondo…¿a donde nos lleva tanta prisa?, ¿qué aporta?, ¿en que ayuda?.
Dicho todo esto, si la paciencia no es nuestro fuerte, toca “armarse” de paciencia para tener paciencia :-). Queremos decir con esto que no podemos imponernos ser pacientes de repente. Seamos realista y vayamos poco a poco, creando un “plan de paciencia”. Necesitamos ir aprendiendo a integrar la paciencia en nuestra vida.
“la paciencia no es la espera positiva. Es la aceptación activa del proceso necesario para alcanzan tus metas y sueños”
¿Por qué la paciencia es algo positivo?
Desde luego, es difícil encontrarle algún pero a la paciencia. A la pereza muchos, pero a la paciencia no hemos logrado encontrarle ninguno. Si encuentras alguno, te agradeceremos que lo puedas compartir con nosotr@s.
Entre otras muchos aspectos positivos, entrenar y desarrollar la paciencia nos ayuda mucho
- A que no tiremos la toalla si un proyecto en nuestra vida no ha salido bien.
- Nos ayuda a no reaccionar con ira o mal humos ante los otros. Aceptar que hay cosas que no nos gustan de los demás, nos ayuda a ver, entender y tolerar esas diferencias. Lo mismo cabe decir de nosotr@s, ¿no?, puede que seamos nosotr@s los “diferentemente molestos”.
- Nos ayuda a trabajarnos, a “moldear” nuestra mente. Detenernos, observar, analizar, practicar otra perspectiva, nos puede aportar nuevas ideas, nuevas manera de ver las cosas, nos permite avanzar. Por eso, nos gusta ver la paciencia como la unión de Paz y Ciencia. Poder abordar el día a día con más calma (paz), puede ayudarnos a aprender nuevas opciones (ciencia).
- Nos entrena en el autocontrol. Al fin y al cabo, nos permite “decidir” si alterarnos o no.
- Nos ayuda a sacarle el máximo partido posible a nuestro día a día, y poder estar más satisfechos, con todo lo que eso implica en nuestra calidad de vida.
Bien merece la pena meter la paciencia en nuestra vida.
Para concluir, nos encaja a la perfección una frase de la escritora Joyce Meyer, que realmente recoge bien la esencia de muchas de las cosas que implica trabajar la paciencia:
“La paciencia no es simplemente la capacidad de esperar, es cómo nos comportamos mientras esperamos”.Joyce Meyer
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Buen artículo, gracias!
https://www.laborconsulting.es/
Muchas gracias por vuestro comentario.
Nos alegra que les haya gustado. Es la mayor satisfacción que podemos tener.
La paciencia se vuelve contraproducente frente a situaciones en las que debiéramos actuar con prisa, impulsividad o energía, pero preferimos aceptar/asumir como algo que no está en nuestro control. Ejemplo de esto es corregir la conducta de alguien que nos hace daño, o bien, de alguien a quien educamos/criamos, que en caso de esperar/tolerar “pacientemente”, atribuyendo un locus de control externo, nos orilla a sufrir innecesariamente, en una suerte de desamparo aprendido. Gracias por la información.
Hola Carlos, muy buenos días.
Muchísimas gracias por tu comentario. Es muy de agradecer.
Como muy bien dices, son muchas la ocasiones donde la clave es actuar sobre algo que no nos gusta o nos perjudica a nosotros o a otra personas. Por eso, la resignación es algo muy distinto a la paciencia, a tratar de detenernos para poder tomar perspectiva y actuar, porque mucha veces reaccionamos impulsivamente y eso puede alejarnos de conseguir lo que queremos.
De nuevo gracias por destacar que paciencia y resignación son cosas muy distintas!!!!
Feliz verano.