El duelo

Hola, soy el duelo.

EL DUELO

Ya hablamos del duelo hace un tiempo, allá por el 7 de julio, en el blog “El duelo: saber llorar la pérdida”. Pero han sido varias las personas que nos han pedido que y volvamos  a tratar el asunto, y  que compartamos los que han sido y son sus miedos y dificultades. 

Son muchas las personas que  lo están pasado mal teniendo que gestionar la pérdida de  seres queridos en un contexto “contranatura”, por  la difícil situación, las restricciones y muchos otros problemas que está provocando la crisis del Covid 19.

Así que, allá vamos. Y lo primero, aunque sea redundar en cuestiones ya comentadas, es conocerme un poco mejor.

Ya sé que no soy precisamente una visita agradable. Lo sé, si yo estoy presente, significa que alguien o algo que amabas, querías y era muy importante para ti, se ha ido.

Sin embargo, es muy importante que me conozcas y que sepas que solo quiero ayudar. Me encantaría que no fuera necesaria  mi presencia, pero es inevitable, antes o después, vas a tener que afrontar una pérdida, y me gustaría poder ayudarte.

Hoy más que nunca, soy necesario para demasiadas personas que de repente se han encontrado aisladas por un virus, viendo como alguien muy querido salía de sus vidas sin poder ni siquiera despedirse. Duelo en tiempos de Covid.

En esas condiciones, no puedo ayudar como me gustaría, pero en la medida de lo posible, espero que conocerme un poco mejor le pueda servir a alguien para afrontar mejor la pérdida.

“El dolor compartido es dolor disminuido” (Rabbi Grollman)

Que importante es compartir el dolor, y que complejo se ha vuelto en estos momentos. Siempre he procurado generar rituales donde compartir el dolor con los demás estuviera presente. Antes, en las casas, ahora en los tanatorios, pero compartir, sentir ese apoyo que tanto ayuda en esos primeros instantes.

Pero como tenemos que seguir adelante, vamos a seguir con el propósito de que me podáis conocer mejor.

¿Qué soy entonces?, ¿Qué es el duelo?.

Realmente, conocerme mejor es conocerte mejor a ti mism@. Es conocer y reconocer que no podemos afrontar lo que nos rodea de cualquier manera, es reconocer que no podemos reprogramarnos, que es muy complicado y en ocasiones enfermizo, actuar como si.

¿Porqué digo esto?. Porque centrados en lo que nos ocupa, parece que nos encontramos en una época donde todo lo que no sea “perfecto”, “bonito”, “divertido”, “comprable”, “rentable”,…, mejor taparlo y ocultarlo. En este sentido, vivimos cada día dando más la espalda a la muerte y lo que significa.

La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.

Jorge Luis Borges

¿Te has parado a pensar porque tenemos derecho a 15 días en el trabajo si nos casamos  y solo 3 días si hemos perdido un hijo, a nuestra pareja…?. 

Es solo una reflexión, sin mayores pretensiones. Está claro que la vida continua y toca seguir adelante, y mejor 3 días que ninguno. No siempre fue así, y no por ello se gestionaban peor las pérdidas, más bien todo lo contrario. Es únicamente una reflexión por comparación, boda versus fallecimiento.

Por seguir en la misma línea, parece que resulta molesto estar de luto más de una semana. Con estar de luto, me refiero a vestir de negro. No tengo ninguna predilección especial por el negro, ninguna, podría ser cualquier otro color. Lo único que me importa de eso es el rito, el ritual que supone utilizar la vestimenta como un símbolo ante la pérdida de un ser amado.

El dueloDicen algunas lenguas que mantener ese luto, nos hace personas tristes y que no ayuda a superar la pérdida. Eso no tiene ningún fundamento, y tan sin sentido es, o puede ser, estar todo un año vestido solo de negro, que tener que vestir de rojo a los 2 días, porque “eso es mejor”. 

¿No crees que entre estar un año vestid@s de negro y a los 3 días  “ponerse las pilas” y a trabajar , hay un término medio?. Lo hay, sin duda que lo hay.

No voy a entrar a hacer un ensayo sobre si lo que ocurre es que se quiere ocultar la muerte y que poco a poco la sociedad ha ido en la deriva de su ocultación. Es algo que excede lo que aquí pretendo. Lo que si que sé es que en un entorno social que adora lo “perfecto”, la muerte es molesta, y  últimamente no se sabe muy bien que hacer con ella.

Dejemos que quien quiera vestir de negro y simbolizar lo que la persona perdida significaba para ella, vista de negro. De la misma manera que si mañana decide aparcarlo en el armario, lo aparque.

En este sentido, he de decir, que me llevaba mucho mejor con generaciones pasadas. Nos entendíamos muy bien. La muerte se sabía como parte de la vida y mi tarea como duelo, solía llevar a la persona a integrar la pérdida y seguir adelante con entereza, con dolor pero sin queja.

Pero vayamos al grano, respecto a la preguntas de qué soy, qué es el duelo.

Soy un proceso (1) normal y natural (2) que la evolución ha desarrollado para que las personas podáis hacer frente a uno de los hechos más vitales con los que os encontráis en la vida. La muerte, la pérdida (3) de alguien importante, querido y amado.

Todas las reacciones que provoco tienen un único fin: integrar la pérdida y poder seguir. Aprender a recolocar a la persona perdida en la vida, y poder continuar camino.

Vamos a desgranar lo que soy:

  1. – ¿Un proceso?: 

Si, soy un proceso. No es algo que se resuelve de hoy para mañana, ni de mañana para pasado. Ni duro un día, ni un mes, ni dos, ni un año. Simplemente necesito tiempo, pero no  sé nunca cuanto tiempo

Por lo tanto, es necesario tiempo, todo proceso requiere tiempo. ¿Cuánto?. No hay un tiempo preestablecido, son muchas la variables que hacen que ese tiempo sea muy relativo 

  • Depende de la persona: ¿tenía algún trastorno previo como una depresión, por ejemplo?, ¿existía un vínculo de dependencia emocional?,…
  • De las circunstancias de la pérdida: ¿ha sido un muerte repentina como en el caso de  los fallecidos por Covid 19?, ¿Ha sido por un suicidio?, ¿Ya se esperaba la muerte?.
  • Del entorno. Un entorno como el actual no solo no ayuda, sino que lo hace mucho mañas complejo. No poder acompañar y estar con la persona, no poder despedirse, no poder compartir con otros el dolor,…Son, entre otros factores que están ocurriendo ahora, aspectos que hacen muy difícil afrontar la pérdida.

Pero además, el hecho de que sea un proceso, implica que no se trata solo del mero paso del tiempo, sino que la persona ha de actuar, es Activo. 

El dueloDurante ese tiempo hay cosas que hacer: 

Sentir y por lo tanto llorar cuando toque llorar, expresar su tristeza, su rabia. Entender que es normal que esté más inquit@ o nervios@ en estos momentos y darse derecho a estarlo pasando mal

Optar por apoyarse en los que le rodean, pedir ayuda,… Son decisiones a tomar, y que desafortunadamente, la situación actual ha cercenado en mucho casos esa oportunidad.

 Hacer ejercicio, leer,…Esas pequeñas decisiones diarias dirigidas a buscar o no espacios y actividades que faciliten el encontrarse un poco mejor.

Manejar los pensamientos y las ideas que pueden instalarse: Es inevitable pensar en muchos casos que “se podría haber hecho algo más”, “que es injusto”, “que no tenía que haber ocurrido”,  “que porqué nos ha hecho eso”,…la cuestión es si se instalan para quedarse y ahí es donde toca aprender a recolocar esos pensamientos.

Decisiones 􏰊􏰋􏰌􏰃􏰁􏰣como mudarse o no, ir a un cumpleaños o no, tomarse unas vacaciones o no,…. 􏰄􏰇 􏰋􏰉􏰑􏰐 􏰋􏰄􏰇 􏰋􏰉􏰑􏰐 􏰦􏰈􏰄 􏰐 􏰖 􏰇􏰄 􏰆􏰄􏰇􏰈􏰄􏰉􏰜􏰄 􏰇􏰐􏰉􏰐 􏰎􏰐􏰅 􏰄􏰉 􏰊􏰁􏰄􏰌􏰍􏰐􏰘 􏰇􏰁􏰅􏰐 􏰦􏰈􏰄 􏰡􏰋􏰖 􏰎􏰐􏰇􏰋􏰇 􏰦􏰈􏰄 􏰡􏰋􏰎􏰄􏰆 􏰖 􏰏􏰄􏰎􏰁􏰇􏰁􏰐􏰅􏰄􏰇 􏰦􏰈􏰄 􏰊􏰐􏰌􏰋􏰆 􏰍􏰋􏰆􏰋 􏰆􏰄􏰇􏰐􏰉􏰜􏰄􏰆 􏰋􏰏􏰄􏰎􏰈􏰋􏰏􏰋􏰌􏰄􏰅􏰊􏰄 􏰄􏰉 􏰏􏰈􏰄􏰉􏰐

En definitiva, no se trata de ver pasar el tiempo de manera pasiva, sino que toca hacer una serie de tareas, como muy bien ha investigado y trabajado J.William Worden , probablemente el autor más relevante  en lo últimos tiempos y que más me ha investigado, más ha investigado el duelo.

¿Cuáles son esas tareas?:

1. Aceptar la pérdida. La obviedad de lo ocurrido. La realidad es terca, esa persona se ha marchado y nada podemos hacer ya. Un cosa es aceptarlo intelectualmente, esa parte es relativamente sencilla. Lo más complejo  es aceptarlo emocionalmente. 

Aquí es donde puede aparecer lo que decíamos más arriba, y que de algún modo, implica no aceptar emocionalmente la muerte. “No es justo que haya pasado justo ahora”, “porque a él/ella”, “me tenia que haber pasado a mi, a él / ella le quedaba mucho más por vivir”, “Teníamos que haber hecho mucho más por salvarle”, “Ahora que estábamos tan bien”,…

Ha ocurrido, si, es duro, pero oponer resistencia a lo obvio, generará mucho más dolor, y lo que es todavía peor, puede cronificarlo.

Aquí es donde los rituales cumplen una función clave. Permitir aceptar la realidad. Así, poder ver el cuerpo, poder hablarle sin obtener respuesta, poder participar en el rito de despedida (entierro, cremación, ….) y todo ello con el apoyo y la presencia de otr@s, permite a la mente ir encontrando espacio para la idea de que efectivamente la realidad es que se ha muerto.

Puede llevar un tiempo, poco a poco. No te desprendas de sus fotos, ni de sus ropas,  no todavía. Es pronto. Ahora toca aceptar su marcha, no tengas miedo ni prisa.

2. Gestionar las emociones: Ansiedad, tristeza,  angustia, …son alguna de las emociones presentes y son emociones que necesitan ser expresadas.  Necesitan su espacio. 

Llorar es hacer menos profundo el duelo.

William Shakespeare

Con frecuencia, no olvides que ya hemos dicho que esta sociedad cada día sabe menos que hacer ante la muerte y ante el dolor,  se escuchan consejos bienintencionados como: “no estés triste, el/ella querría verte feliz”, “tienes que distraerte para no estar mal”, …

 

El dueloEs mas, si sientes muchas ganas de hablarle, porqué se quedaron muchas cosas pendientes de decirle, escribe un carta por ejemplo. 

Sea como sea, no huyas ahora de tus emociones. Exprésalas.

3. Adaptarse a los cambios: Seguramente sean mucho los cambios en el día a día. Esa personas ocupaba un lugar importante y ahora no está. Y eso cambios no solo son, digámoslo así, organizativos. 

También son cambios internos, ahora ¿qué hago?, ¿cómo lo hago?. Hay que recolocarse en el mundo.

4. Restablecer el lugar que esa persona ocupará en mi vida. No se trata de olvidar, se trata de seguir adelante. Entre otra cosas , olvidar es imposible, se puede intentar tapar, pero olvidar, olvidar no se olvida.  Toca aprender a echarle de menos, con añoranza, pero son dolor, sin culpa, sin rabia.

2.- Otro de los aspectos que me define es que soy Normal.

Si, soy una reacción normal. Normal y natural. 

Tan es así que no soy exclusivo de los seres humanos. El debate está abierto y sin cada vez más las investigaciones y los datos que apunta a que en el reino animal se reconoce la muerte y hay comportamientos rituales entorno a la muerte de un miembro de la especie. Barbara J. King reporta varios casos interesantes.

Sobra decir que todos los pueblos, todas las razas humanas saben de la importancia de afrontar la muerte. Con mayor o menos peso religioso, con rituales más espirituales o menos, el caso en que en todo el planeta hay duelo.

Quien enseña al hombre a morir, le enseña a vivir.

Montaigne

Más allá de los rituales, las emociones que provoco ante la pérdida son normales y necesarias

Es normal un estado a veces de shock, de estar “flotando”. Sobre todo cuando la pérdida es repentina. Hay que darle un tiempo al cerebro para procesar y por eso te provoco un shock, para que posteriormente el impacto sea más fácil de encajar.

Ansiedad, Angustia. Claro, es todo cambio, en un momento se ha cambiado todo. Hay miedo, y es normal que lo haya, hay que irlo afrontando.

Tristeza pesar desánimo, desgana, apatía. Claro, ¿cómo si no integrar una pérdida tan importante en nuestra vida?. La tristeza nos enseña y nos ayuda a identificar lo que hemos perdido y nos permite poder irlo asumiendo. ¿Como hacerlo sin ningún tipo de emoción?.

3.-  Y el tercer aspecto que me define es que estoy presente ante un pérdida.

Puede parecer una obviedad, que no digo yo que no lo sea, pero es importante remarcar este aspecto, porque permite integrar todo lo dicho y lo que queda por decir respecto a mi, respecto al duelo.

¿Se entendería no reaccionar ante la pérdida de algo/alguien que se quiere, a quien se ama?. Puede parecer una pregunta de fácil respuesta, por reflexionar sobre ella, es importante.

Si no hubiera reacción, ¿qué significado tiene para nosotr@s el tiempo vivido con esa persona?, ¿o qué ha supuesto el tiempo y los esfuerzos invertidos en ese proyecto?,…etc. ¿Nos da igual una cosa que la otra?. Cuando menos, sería complejo poder seguir hacia delante y reconducir la vida, nuestros pasos hacia.

Esto tiene que ver con la importancia y las consecuencias, normalmente negativas, de no permitir que yo haga mi trabajo, y actuar como si no hubiera “pasado nada”. Tarde o temprano aflorarían las emociones y sería en un momento donde se haría más complejo de procesar.

Por lo tanto, la pérdida de alguien a quien amamos y queremos, necesariamente va a desencadenar reacciones emocionales dolorosas, que dejen patente lo importante en nuestra vida, y nos hagan conscientes de lo que tenemos que afrontar, con todos lo cambios que eso lleva asociados.

Espero que se me conozca un poco mejor y se me comprenda y acepte. Y ahora, como planteaba en el inicio, vamos a compartir casuísticas que nos han planteado y que han hecho difícil superar los procesos de duelo a las personas que nos los han confiado y que hemos tenido la oportunidad de poder ayudar.

¿Por qué un duelo se puede complicar y hacer más difícil?

De todos es sabido que no hay dos personas iguales, y del mismo modo, sobra decir que cada situación tiene o puede tener muchos matices diferentes. Estos son solo algunas “realidades” que crearon personas anónimas y que siempre recordaremos, y que hicieron que su duelo se complicara:

¿Qué sentido tiene ahora mi vida sola?. 

El dueloCuando está idea se instaló en su cabeza, se le hizo muy cuesta arriba abordar  principalmente la tercera tarea que debemos tod@s llevar a cabo cuando tenemos que afrontar la pérdida de alguien a quien tanto hemos querido y amado. Esa tercera tarea es adaptarnos a los cambios. Claro que también hizo especialmente difícil gestionar las emociones (2ª tarea)

¿Sola?. ¿No estamos acaso tod@s de algún modo sol@s desde el momento en el que nacemos?. Cuando pensamos en que preparar de cena, ¿no estamos sol@s tomando esa decisión en el interior de nuestra cabeza?, cuando pensamos qué regalarle, ¿no lo hicimos en gran parte sol@s?. ¿y cuándo decidimos que esa era la persona con la que queríamos nosotr@s compartir camino?, ¿acaso no estábamos sol@s con nuestros miedos, nuestras certezas nuestras dudas, nuestras ilusiones,….?

¿Qué significa por lo tanto solos?. Descubrimos que claro, efectivamente, habíamos perdido nuestr@ compañer@ de viaje, de andazas, de vida, y eso es muy duro y complicado de afrontar, pero eso no nos quita nuestra identidad, o al menos no debería hacerlo.

Mantener. Nuestra identidad es lo que hace todavía más maravillosos todo lo ocurrido: dos personas que decidieron compartir SU vida, sus soledades. Una de ellas ya no está, pero perdura la otra. Por lo tanto, su vida tiene el mismo sentido que tenía, pero claro, ha de aprender a enfocar el camino sin un acompañante que fue, y probablemente siempre sea muy especial. Pero “sola” pudo seguir y descubrir que seguir adelante y echar de menos eran cosas que podían convivir.

Tengo Miedo de Olvidarla.

Que difícil se le hizo poder abordar la 2ª tarea, la tarea de gestionar las emociones. Que  sentimiento de culpa por el mero hecho de haber disfrutado de ver una película, pensando que “olvidarla seria terrible”, “olvidarla sería no haberla querido”. 

Cada momento de dar un paso y tratar de sobreponerse venía acompañado de una tristeza infinita y la necesidad de permanecer en esa tristeza pensando que “así no la olvidaría y la seguiría queriendo”.

¿Acaso se puede olvidar?, ¿acaso quiere más quien más sufre?. La primera pregunta tiene una respuesta rotunda NO, no se olvida, no se puede olvidar, tal es así que una tarea importante será y es, recolocar a la personas perdida en una espacio de nuestra vida o mejor dicho de nuestra mente.

Vivir en el corazón de los que dejamos detrás de nosotros no es morir.

T. Cambell

Y la segunda pregunta, es una pregunta clave para ponerse relieve la subjetividad de la respuesta y darnos al menso la oportunidad de reflexión y de encontrar alternativas de respuesta.

Así pues, hay que aprender a darse el derecho de seguir adelante, aprendiendo que en nada tapa lo que se sentía y  se siente por esa persona.

No es justo lo que ha pasado. No debería haber ocurrido.

Esto se convirtió en un ancla y que es más habitualmente de lo que me gustaría, que complicó mucho el duelo, no per metiendo superar la primera de las tareas, Aceptar lo ocurrido.

La vida ocurre, es una de sus mayores obviedades. Ocurre y no pide permiso ni avisa. 

Es inevitable pensar a veces, antes hecho duros que nos toca vivir o que vemos en otros, que “la vida es injusta”, que “las cosas no deberían ser así”.  Si se piensan y del mismo modo que se piensan se desvanecen, no tienen mayor relevancia, es un modo de tratar de expresar nuestra indignación hacia situaciones que nos parecen injustas. El problema viene cuando se instalan y nuestra creencia en ellas es total.

Ahí es cuando toca detenerse a una dura reflexión ¿porqué no debería haber ocurrido?, ¿porque no es justo haber perdido lo que tanto quería?. ¿Por que yo lo diga?…, ¿quien decide lo que debe o no debe ocurrir?…preguntas complejas que quiero dejar abiertas y que inviten a la reflexión.

Aprender a dejar que lo ocurrido ha ocurrido, es una tarea que permitirá aceptar una realidad dura, si, muy dura y difícil, pero que tenemos que afrontar, principalmente porque es la mejor opción que tenemos.

Es horrible, es insoportable este dolor

Con todo el afecto del mundo, tuvo que aprender que realmente lo estaba soportando. doloroso, complicado, momentos difíciles, pero los estaba soportando, son soportables

Es importante dejar fluir los afectos, las emociones, poco a poco, la tarea de gestionar las emociones irá permitiendo que esas emociones sean más suaves, y que permitan un día a día más fácil de sobrellevar. En este punto cuidado con medicar o automedicarse en exceso para quitar la molestia de las respuestas de ansiedad y/o tristeza. Conviene cuando menos valorarlo adecuadamente.

Es demasiado joven para vivir esto

Recuerdo lo difícil que resultó gestionar aquel duelo, cuando a sus 15 años, se le “apartó” con toda la mejor intención, de todo lo que rodeaba a la muerte de su padre. “Es mejor que no lo veas”, “mejor pasa el día en casa de tus tios”,,…

Aquello no lo terminó de entender y no sabía que debía sentir. 

¿Porqué es mejor?. No, no es mejor, lo cual no significa que nos tengamos que ir al lado opuesto, pero afrontarlo con la máxima naturalidad posible eso si que es lo mejor que podemos hacer y dejar que yo pueda hacer mi trabajo, que el duelo empiece su labor.

Y ya que estamos, es bueno hablar de quien ya no está, participar en crear un álbum de recuerdos, ser partícipe activo de la labor de seguir adelante, adaptarse a la nueva situación y crear ese espacio en la mente que nos permita integrarlo en nuestra vida.

Tantos y tantos casos donde el duelo se complica porque algo se cruza que no deja que el duelo discurra normalmente, que podríamos seguir y seguir, pero no quiero “aburrir al lector”, solo quiero que pueda servir de ayuda.

Como conclusión, es importante cuestionarse que:

  • Refugiarte en el trabajo
  • Esconderte en alguna sustancia  (drogas, alcohol, …), 
  • Bloquear tus emociones y no expresarlas, 
  • Anclarte en el victimismo
  • Etcétera,…

Pueden interferir con el buen desarrollo del duelo y no permitir  que puedas llevar a cabo las tareas que harán que tu duelo tenga un principio y un final. El duelo se quedará y eso no ayudará en nada ni a nadie.

Me gustaría despedirme añadiendo que un aspecto tan vital como la pérdida bien merece la pena que te te des tiempo. En la medida de lo posible cuídate más que nunca, date el derecho a sentirte como te sientes, tiéndete un mano a ti mism@, y por supuesto pide  el apoyo de las personas que te quieren y déjate apoyar. 

Si pones de tu parte, y dejas que todo fluya y sea su proceso, todo se integrará. El ser humano está preparado para poder superar la pérdida y la muerte y seguir adelante.

Y recuerda siempre que si crees que no puedes sol@, que algo hay que no logras saber muy bien qué es o cómo superar, no lo dudes y busca ayuda profesional que pueda ayudarte a elaborar tu duelo de un modo más sano.

Estamos aquí para ayudarte. Contáctanos para lo que puedas necesitar.

1 comentario
  1. Gerardo Dice:

    Gracias. Me ha gustado mucho. Personalmente me ha tocado muy de cerca, y ha sido y es complicado seguir adelante sin haber podido hacer nada y sin poder compartirlo con los demás por culpa del confinamiento. Me ha ayudado leerlo y comprobar que hay camino por delante. Gracias

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