Terapia de Pareja

CON PAREJA O SIN PAREJA: ESA ES LA CUESTIÓN.

terapia de pareja

Nos aventuramos hoy con un tema que se las traía, se las trae y se las traerá, al menos mientras las relaciones de pareja sigan siendo entre humanos. Algunas verdades o al menos reflexiones, sobre la realidad de las parejas en este nuestro siglo XXI, y las terapias de pareja que ayudan en la tarea.

El día que las relaciones de pareja sean entre androides,  se nos escapa de las manos como serán las relaciones. Intuimos que probablemente serán más “fáciles”. Solo hará falta pre-programarlas adecuadamente:

  • Quien con quien (o qué con qué)
  • Para qué.
  • Cómo, cuándo y dónde
  • Cómo actuar.
  • ….

parejaEstará todo definido, programado y prefijado, de manera que no existan códigos que interfieran unos con otros, y por lo tanto, sean relaciones que estén diseñadas libres de conflictos. Pero eso será en un posible e imaginario mundo futuro. Afortunadamente, para bien y para no tan bien, las relaciones de pareja siguen siendo entre humanos, y por lo tanto, el tema se las trae.

Una relación de pareja, probablemente sea uno de lo proyectos vitales más enriquecedores, conflictivos, complicados, positivos…, que aborde una persona. Se trata de 2 individualidades que comparten tiempo, espacio y en definitiva vida. Si cada uno de nosotros como personas individuales somos complejas, sobra decir lo que implica sacar adelante una relación de pareja.

Y como prácticamente todo, las relaciones de pareja, han evolucionado, y se han ido creando, recreando, cambiando y adaptando junto a la evolución del ser humano, de sus culturas y de sus sociedades, hasta llegar al momento actual. Al siglo XXI.

Vamos a empezar por el principio.

¿Qué es una relación de pareja?.

La pregunta es obvia, y seguramente la respuesta también, pero con frecuencia centrarse en lo más básico, nos da muchas pistas sobre como seguir avanzando.

Técnicamente una pareja es un conjunto formado por dos personas, animales u objetos que tienen algún tipo de relación. El término pareja proviene de la expresión del latín paricŭlus, que es un diminutivo de par, paris, cuyo significado es: ‘igual’.

Pero aquí no vamos a hablar de pareja de baile, ni de pareja de juego, ni de pareja de calcetines. Vamos a hablar de relación de pareja, lo que viene a significar que vamos a centrarnos en la relación que se crea entre dos personas distintas que deciden compartir aspectos comunes.

En concreto una relación de pareja es una relación que se construye sobre un vínculo sentimental, el amor romántico, y que une a dos personas y donde se establece algún tipo de compromiso. Pero además, existe otro componente que es clave y muy importante para  entender las relaciones de pareja, es una relación de libre elección.

Relación de parejaPor concretarlo un poco más, realmente, la relación de pareja es la intersección que se crea entre cada una de las partes, de manera que en una relación de pareja hay siempre 3 implicados: los 2 miembros de la pareja (A y B) y la propia relación (AB), el espacio que se crea entre ambos. Espacio que requiere y exige, tiempo, dedicación, cuidados,…    

Como ya hemos comentado tenemos 3 variables implicadas y estrechamente relacionadas en las relaciones de pareja: 

  1. la relación se construye por amor, 
  2. de manera libre y 
  3. se establecen compromisos. 

Hay cuarta variable especialmente relevante; en las relaciones de pareja se comparte la intimidad, de manera que la sexualidad forma parte exclusiva de las relaciones de pareja, a diferencia de las relaciones de amistad, por ejemplo.

En relación al amor, en concreto al amor romántico, se han empleado ríos de tinta al respecto. Aquí, son muchos los estudios antropológicos  (Jankowiak y Fischer 1992) que nos confirman que en culturas diferentes y de características muy distintas a la nuestra (la cultura occidental) aparece el amor romántico como generador de relaciones. Del mismo modo, Fischer, entre otros,  en sus descubrimientos publicados en 2004, deja expuesta la dimensión biológica del amor romántico, pasional, y su relevancia adaptativa para la especie humana a través de su importancia en el tipo de relaciones de pareja creadas.

Sin adentrarnos más en cuestiones teóricas entorno a los fundamentos del enamoramiento, o amor sexual como elemento evolutivo de nuestra especie, la cuestión es que es una realidad y un hecho su existencia y su relevancia en todo lo relacionado con las relaciones de pareja. Resumiendo, el amor existe, y en la historia evolutiva, nada existe por que sí.

No fue hasta finales del siglo XVIII cuando en nuestra cultura se empezaron a idealizar las relaciones por amor como un modo de desarrollo y realización de la persona (Duch y Mèlich 2009). Este último aspecto, unido a las demandas que “impone”  el contexto cultural de consumo en el que nos encontramos, es clave  para todo lo que aquí vamos a exponer y sobre lo que giran la mayoría de las cuestiones en torno a las relaciones de pareja.

El amor en el siglo XXI.

Sin perder de vista que estamos aquí para hablar de las relaciones de pareja,  conviene que hagamos este pequeño guiño al contexto en que se crean y deben mantener esas relaciones. Es importante para no caer en la tentación de quedarnos en la superficie los síntomas (“que si problemas de comunicación”, “que si falta e empatía”, “ que si necesidad de compartir actividades gratificantes”,…), que por supuesto hay que tener en cuenta y tratar, pero muchas veces solo son síntomas.

No creemos que haya muchas dudas respecto al hecho de que la cultura del consumo se ha convertido en el epicentro de nuestra organización personal (psicológica), social,  económica, política y cultural. 

Sobre la cultura de consumo se han empezado a cimentar las identidades personales, nuestros estilos de pensamiento y de sentimientos, determinan los que debe y no debe emocionarnos, nuestros estilos de vida, los estilos de reacciones personales, y como no, nuestro valores, o como muchas voces dicen, nuestros “no valores”

Entra así en escena la consolidación de una tendencia que nos impone la “necesidad” de  autorrealizarnos como individuos, y ello a través del éxito y del reconocimiento económico y social. Esto, muchas veces lleva a olvidar o relegar a un segundo plano necesidades psicológicas y afectivas esenciales.pareja

La individualidad actualmente es la estrella, para bien, que duda cabe, y para no tan bien. Todo tiene un precio. Las decisiones y los intereses personales e individuales son hegemónicos y  prevalecen sobre de los demás, sobre las normas. Así, poco a poco se ha ido trasladando a las relaciones personales el proceso y la ley consumista, como bien apuntaba el filósofo y sociólogo polaco Zygmund Bauman, 2005: deseo-posesión-consumo.

El amor romántico, donde a la pasión y a la sexualidad se les confiere la categoría, frente a otros aspectos de la relación, de principal fuente de satisfacción, placer y bienestar dentro de una relación, “se vende” y se ha convertido en un elemento más de la vida con una función de satisfacción inmediata de:

  • Los deseos de amor recibido y de ser “especiales”.
  • Las necesidades afectivas de intimidad y complicidad en un entorno cada vez mas “impersonal”. 
  • Bienestar y placer.
  • Espacio de autorrealización personal. Se “debe” tener pareja

Esto casi de manera inevitable lleva al continua validación y testeo de si la relación cumple o nos cumple con todos sus requisitos.

Nos parece importante y sobre todo ilustrativo, hacer uso de las propias palabras de Bauman, que reflejan perfectamente lo que queremos exponer aquí y que subyacen a lo que derivó en el concepto que él acuñó y que está muy en boga últimamente. Nos referimos la concepto de “amor líquido”:

“Y lo mismo ocurre en una cultura de consumo como la nuestra, partidaria de los productos listos para uso inmediato, las soluciones rápidas, la satisfacción instantánea, los resultados que no requieren esfuerzos prolongados, las recetas infalibles, los seguros contra todo riesgo y las garantías de devolución del dinero. La promesa de aprender el arte de amar es la promesa (falsa, engañosa, pero inspiradora del profundo deseo de que resulte verdadera) de lograr ‘experiencia en el amor’ como si se tratara de cualquier otra mercancía. Seduce y atrae con su ostentación de esas características porque supone deseo sin espera, esfuerzo sin sudor y resultados sin esfuerzo” (Bauman 2005)

A estas alturas podemos intuir los conflictos que surgen entre las demandas de autonomía, libertad, autorrealización, y el deseo de una relación estable, satisfactoria.

Las relaciones de pareja y sus conflictos

Nos encontramos actualmente ante una complicada paradoja. Un momento donde se encuentra idealizada la “necesidad”  de relaciones de pareja estables sobre la base del amor romántico, y una realidad de relaciones inestables y frágiles.

Esta paradoja, es lo que ha echo necesario plantear todo lo anterior para tratar de arrojar algo de luz sobre las problemáticas de las relaciones y como abordarlas.

Podemos resumir en 3 los grandes conflictos en los que se encuentran las relaciones pareja en la actualidad

1er Conflicto: Autorrealización individual y Desarrollo Personal y Relación de Pareja.

Tenemos un impulso cada día mayor y una motivación interna y externa a la búsqueda de el desarrollo personal, la “autorrealización”  (que por supuesto, primero habría que definirlas y debatirlas, pero eso es motivo de otro blog). Las sociedades occidentales se han ido enfocando hacia un individualismo creciente, donde el propio interés se ha ido haciendo hegemónico frente a todo lo demás. Al fin y al cabo, 1000 individuos consumen más que un grupo de 1000. 

Esto, por supuesto, es si mismo, es positivo. Nada tiene de malo, procurar desarrollarse como persona en todos los planos posibles e ir avanzando. Las problemáticas vienen más de la mano en la intensidad y rigidez con la que eso puede estarse instalando en la sociedad, que en el hecho en si mismo.

Y claro, en lo que aquí nos ocupa, el conflicto está servido, porque por otra parte también esta el impulso y el deseo de realizarse dentro de una relación de pareja. Aquí, la invisibilidad de lo límites, puede en ocasiones generar conflictos propios en cada una de las partes de la relación, que pueden derivar en ser fuente generadora de conflictos y problemas de pareja.

terapia parejaAbordar y concretar los proyectos personales que cada un@ quiere abordar en su vida y como integrarlos en la relación de pareja,  es un ejercicio que desafortunadamente, como hemos podido constatar muchas veces en nuestra labor diaria, se practica poco, entendiendo que es “algo” que ya se irá tratando. Este ya es si mismo un aspecto importante a valorar y analizar.

2º Conflicto: Autonomía & Libertad y Crear un Vínculo de Pareja

La búsqueda de autonomía y libertad individual son conceptos y fines que se han instalando con fuerza en nuestra cultura y que se han convertido en referentes en la toma de decisiones y la actuación de las personas y como tal hay un impulso creciente a buscar esa autonomía y libertad, que sin duda son importantes.

¿Es eso negativo?. No, en absoluto. La trampa está en que no están definidos. Siempre se puede ser más autónom@ o libre, o dicho a la inversa no ser lo suficientemente autónom@ y libre.

Esto, que puede ser ya complejo de definir a título personal, se hace más complicado en el ámbito de la relación de pareja, en la medida en que son 2 subjetividades las que confluyen ala hora de delimitar la autonomía y libertad de un@ respecto del otr@, y del otr@ respecto del un@

Junto a esa  sana búsqueda y a ese sano deseo de autonomía y libertad, tenemos por otro lado el anhelo y el deseo de construir una relación de pareja, un compromiso con otra persona. 

Como ya vimos, una relación de pareja, es la intersección, el proyecto que surge entre dos personas que deciden libremente y por amor, compartir intimidad, tiempo, …, vida en definitiva. Esa intersección, ese espacio común, necesariamente necesita y exige tiempo de dedicación, compartir espacios y actividades, decisiones, hijos (si es que los hay), relaciones sociales, familias,…, y esto, por pura geometría, reduce los espacios que corresponden a cada una de las partes de la relación (A y B)

Por lo tanto es inherente la conflictividad. Que esa pulsión, esa tensión entre la búsqueda de autonomía y libertad por una parte y de construir un vínculo con otra persona, derive o no en conflicto de pareja y en problemas de relación, depende de como se hayan definido y se gestionen todos esos espacios necesarios.

La relación, precisa de su espacio y a su vez las dos partes de la relación también necesitan y precisan de su propio espacio. Realmente no podríamos hablar de relación si no existe espacio de intersección y ambos “círculos” están superpuestos. Alguien ha estado asumiendo y absorbiendo todo el espacio, y tarde o temprano, surgirán lo que vamos a llamar “efectos colaterales”, o más clásicamente hablando, “problemas de pareja”.

3er Conflicto: Satisfacción individual & felicidad y Relación estable y duradera.

Nos encontramos aquí con un intenso motivador: el deseo a satisfacer los intereses, deseos y satisfacciones individuales. En este aspecto, que nuevamente y en si mismo, es una pulsión saludable, nos encontramos con aspectos que ha ido modulando la cultura del consumismo y que ha derivado hacia la continua búsqueda de estimulación en el afán de la inmediatez para satisfacer aquello que se desea. Hay una tendencia a la rapidez y la superficialidad que hace que pierda valor el producto consumido.

Se observa así, una tendencia creciente al uso de la relación, como si de otro “objeto” de consumo se tratara.

Aquí entra la sexualidad, que como ya hemos comentado, se valora, por encima de otros elementos de la relación, como la principal fuente de satisfacción dentro de la relación de pareja (lo cual es cuanto menos discutible).  Esa búsqueda y demanda de continua satisfacción sexual y afectiva, se suma a los demás aspectos de satisfacción de deseos e intereses individuales.

Por otra parte, en nuestra cultura, el valor y la búsqueda de la estabilidad de las relaciones,  como fuente de complicidad y de afecto en un entorno cada día más individualizado y competitivo, constituye a su vez, un deseo y un impulso a crear una relación de pareja.

La propia estabilidad de una relación, conlleva en el tiempo la generación de aspectos, cotidianos y rutinarios y la convivencia de dos personas que a su vez buscan satisfacer sus propios intereses y deseos.

Tenemos por lo tanto y de nuevo,  un conflicto subyacente entre la búsqueda sana de satisfacción de los propios intereses y deseos, y la renuncia a espacios en pro de la estabilidad de la relación y obtener así esos otros beneficios que aporta la relación.

Entre todo estos andamios de las relaciones de pareja, han ido surgiendo lo que se conocen como parejas abiertas, relaciones de poliamor, …, que vendrán a ser modos de tratar de resolver parcialmente algunos de esos conflictos. Esto obliga necesariamente a cuestionar y matizar la percepción “clásica” de relación de pareja, pero también apunta a cuestionar que parte tienen que ver con las imposiciones y la transversalidad de un modelo socioeconómico consumista. Esperamos pronto abordar estas cuestiones en otro blog.

Derivado de estos conflictos, son muchos los efectos colaterales, problemas de pareja, que nos podemos encontrar.  Al margen de todo esto, problemáticas individuales en uno o los dos miembros de la relación como  Celotípia, cuadros de ansiedad, Trastorno del estado de ánimo, trastorno sexuales, etc, …sin duda y muy probablemente, deriven en problemas de pareja. Pero son especificidades que exceden con mucho el objetivo de lo que aquí pretendemos.

Efectos colaterales & problemas de de Pareja

Hemos preferido abordar estos efectos colaterales como síntomas, más que como causas de los problemas de pareja. No creemos en los consejos fáciles ni manidos. Eso no quita para que podamos establecer una líneas generales que puedan ser puntos de partida para trabajar por una razón , que dicho de paso, SIEMPRE MERECE LA PENA.comunicación en pareja

1- Por una parte aparecen los problemas de comunicación. Y como problemas de comunicación, el abanico es amplio pero suele centrarse en:

  • No se expresan las opiniones, las emociones, ni las decisiones de una manera clara y directa, con lo que se da un “juego de interpretaciones” que da lugar a malos entendidos, conflictos y malestar en una o las dos partes de la relación.
  • Relaciones donde subyace la norma de que “el/la otr@“ debe saber “lo que pienso, siento,…”, lo cual limita mucho la comunicación. 
  • Comunicación donde se tiende a culpabilizar al otro o donde se percibe como ataques personales.
  • Uso del silencio como castigo. (Comunicación manipulativa)
  • Déficit de expresiones de afecto, ni de aspectos positivos que se pueden percibir de la otra “parte”. (“Me gusta como te planteas las cosas”, me gusta como te queda ese color”,  “me encanta como gestionas los cabreos de l@s niñ@s”·…), que en ocasiones puede coincidir con un exceso de observaciones y comentarios centrados en aspectos negativos, e aquello que genera desagrado.

2- Por otra parte nos encontramos dificultades en lo referente a la gestión de los ámbitos domésticos (finanzas, tareas, toma de decisiones,..). aquí, con frecuencia nos encontramos con desequilibrios en lo referente a lo que cada un asume dentro de su parte de responsabilidad. 

Aquí, en ocasiones, la obsesión de la búsqueda de la equidad perfecta 50-50, supone un foco continuo de conflictos, ante la dificultad de definir ese 50-50. Cada relación puede y debe establecer sus propios equilibrios, no existiendo unos porcentajes “oficiales” que puedan tomarse como referencia. 

3- Como ya hemos comentado, el espacio de relación, exige tiempo, dedicación, actividades,…y en muchos casos, las relaciones carecen de actividades comunes gratificantes y satisfactorias.

4- Déficits de relaciones sociales comunes. En linea con lo anterior, la propia relación, ese espacio de intersección, es importante que cuente con sus propia rede social, de apoyo, de compartir experiencias

5- La gestión de las relaciones con las respectivas familias de cada  cada un@, y con las redes de amistades individuales. Es frecuente encontrar la tendencia a imponer determinadas pautas de relación e interacción a la otra parte respecto de la propia familia o amigos, que con frecuencia no son compartidas, existiendo diferencias respecto a la percepción y la relevancia que cada un@ tiene respecto a la familia y amigos.

6- En muchas parejas se manifiesta una percepción y sensación de limitación del espacio personal, ante comportamiento de excesivo control y supervisión de sus comportamientos y relaciones fuera del propio espacio de la relación. En ocasiones puede subyacer un cuadro de celotípia en alguna de las partes de a relación, en cuyo caso, además de trabajar por la propia relación, se hace necesario un abordaje individual (en este y en otros muchos escenarios).

7- En la parcela íntima y sexual, es frecuente encontrar aspectos que por una u otra parte genera insatisfacción, bien por la frecuencia de relaciones, por el tipo de relaciones y prácticas sexuales, por diferentes adaptaciones a cambios como el nacimiento de hijos, cambios fisiológicos por enfermedades, cirugías, o la propia edad, por ejemplo. Aquí, sobra decir, que incide clara y directamente la calidad y las habilidades comunicativas de la relación.

No obstante, la sexualidad de una pareja, es con frecuencia un buen termómetro de dificultades en otras áreas de la relación, de manera que se deteriora con facilidad si existen problemas o dificultades en otros aspectos de la relación.

Al margen de estas y otras posibles grandes áreas de efectos colaterales que podremos comentar, son muchas la casuísticas posibles, como por ejemplo, asumir que “debe ser una relación abierta y comprensiva” sin que realmente eso este bien definido ni aceptado por alguna de las partes de la relación. Que sea más una “actitud” impuesta o autoimpuesta que una decisión libre, asumida, y fuente de bienestar.

Del mismo modo que  cada “persona” vive en su subjetividad, a las relaciones de pareja, les ocurre lo mismo, y cada caso debe evaluarse y tratarse con el respeto que se merece y en la medida de lo posible huimos de clichés y de recetarios generalistas. 

Podríamos seguir enumerando dificultades y problemas en las relaciones de pareja del siglo XXI, pero haríamos esto demasiado extenso. 

¿Y qué podemos hacer?

Lo primero de todo, decir que se ha estudiado mucho respecto a las dinámicas de las relaciones de pareja y por lo tanto se conoce bien como poder trabajar por y para ellas. En este sentido, las terapias de pareja son efectivas y en ellas el “paciente”, es la propia relación. 

Todo el trabajo se centra en que ese espacio de relación, ese espacio de intersección entre dos personas que se han unido libremente por amor, sea satisfactorio y permita una relación sana y enriquecedora.

Sin perder de vista todo lo expuesto sobre los aspectos de conflicto que subyace actualmente la proyecto de iniciar y mantener una relación efe pareja, no encontramos con un primer aspecto a plantearse:

¿Quiero vivir en pareja? ¿Quiero tener un camino compartido en mi vida o mejor sol@?. 

Esta pregunta es importante que contemple en su respuesta aspectos aquí comentados y que tiene que ver con la autonomía personal, los ámbitos  y el significado de lo que cada un@ defina como su “desarrollo personal”, etcétera, etcétera. Esta labor ayudará muy mucho a poner encima de la mesa, a qué renunciaré, cómo, porqué, …Cuestiones que son claves ante los conflictos mayores o menores que estaño implícitos en toda decisión importante, y vivir en pareja lo es y mucho.

Si la respuesta es sí, entonces cabe plantearse otras cuestiones.

  • ¿Cuánto hace que no expreso/digo algo positivo a la persona con la que comparto vida?. Todo momento es bueno para hacerlo, ¿no?
  • ¿Qué actividades gratificantes, satisfactorias hemos compartido últimamente?. Si no somos de gustos muy afines, será cuestión de investigar, son tantas las cosas por hacer que seguro que en alguna se coincide. Este punto es importante y conviene que estas cuestiones se aborden cuando se decide consolidar una relación.
  • ¿Y nuestras relaciones sexuales?. ¿He preguntado a mi pareja como se siente, sé que le gusta, etc,…?. Las relaciones evolucionan y con ellas gran parte de lo que las rodea.
  • ¿Sabe mi pareja lo que pienso, opino, lo que me preocupa, mis miedos, l que me gusta, lo que no me gusta….?. Medir como de buena es la comunicación es medir una pieza clave de toda relación.

Nuevamente, son muchas las cuestiones a evaluar en una relación y a partir de ahí, definir un plan de acción. A título de ejemplo, en ocasiones basta con recolocar los muebles, para que algunas cosas se mejoren , somos animales de costumbres y si solemos discutir en los mismos sitios, si cambiamos los sitios, es más fácil que controlemos las discusiones. En fin, es solo un ejemplo. 

No queremos dar por terminado este blog sin dejar planteada una cuestión importante. El objetivo de toda terapia de pareja, es  trabajar todo lo posible por que la relación sea satisfactoria y sana.  No se trata por lo tanto de  salvar una relación a toda costa.

En ocasiones, se descubre que el objetivo es poner un punto y final a la relación. La cuestión es hacerlo de manera que, aunque sea un momento difícil, sea una decisión en la que se asume que los caminos deben seguir por separado y que es la mejor opción.

No dudéis en pedir ayuda. Desde dentro siempre es más complejo ver y analizar lo que ocurre, máxime cuando se es juez y parte.

Ayudar es Nuestra Razón de Ser. Para cualquier duda o consulta estamos aquí para ayudaros.

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