Yo y las paradojas que me rodean.

Hola, Soy la paradoja.

Solo quiero darme a conocer un poco mejor, para facilitar que se me pueda reconocer o al menos saber que estoy mucho más presentes en la vida de tod@s de lo que pudiera pensarse.

La Filosofía, la psicología, la sabiduría popular, y por si no era suficiente, las matemáticas y la física cuántica no dejan de descubrir, investigar y teorizar sobre mi, sobre la paradoja.

Desde el matemático y filósofo Bertrand Russell y su “paradoja del barbero”, pasando por la paradoja del Gato de Scrödinger (fisico) y hasta, por ejemplo, la paradoja de Abilene que nos planteó Harvey, son mucho y mucho lo que se ha escrito sobre mi.

Esos autores, entre otros nos plantean paradojas que son versiones de mi muy curiosas, interesantes e instructivas, pero vamos a centrarnos aquí en mis versiones de mi más cotidianas,  aunque seguro que algún “viaje” a Abilene, como el que nos plantea Harvey, mas de un@ se lo ha dado.

Lo más importante de todo, es poner de relieve cómo influyo en el bienestar o malestar emocional y psicológico de las personas. Del mismo modo, también influyo en las relaciones interpersonales,  de pareja y/o sociales.

Empecemos por centrar o concretar a que nos referimos cuando hablamos de mí, de la paradoja.

¿A qué nos referimos con paradojas?

Vamos por partes.

El significado que aquí vamos a compartir para hablar de la paradoja, es:

 1- Se trata de toda idea o hecho que aparentemente refleja una contradicción lógica o del sentido común,

2- Detrás de esa aparente contradicción, existe una “oculta” coherencia y sentido.

Para clarificarlo, nada mejor que poner un ejemplo sencillo y conocido por tod@s, que además ha entrado a formar parte de la sabiduría popular. Nos referimos al  dicho de: “en Casa de herrero, Cuchillo de Palo”.

No tiene mucha “lógica”, ni invita al sentido común, que un herrero, no se procure un buen cuchillo de buen metal, ¿verdad?. Sin embargo, encierra una realidad coherente y con sentido.

1- Un herrador fabrica para vender. 

2- Un buen cuchillo de buen metal, significa para él trabajo, y cuando tiene ocasión, tiene la sana costumbre de descansar. Además, “sabe” que en cualquier momento puede fabricar un buen cuchillo, por lo que “ya lo hará”.

Por lo tanto, paradoja servida.

Lo más relevante se encuentra en el hecho de que para resolver una paradoja, la clave está precisamente en entenderla, en encontrar el sentido  y la coherencia que se esconden detrás de ese aparente sinsentido. 

Ese hecho de identificar la paradoja y entenderla, puede llevar al Eureka, que será el paso previo a poder resolver la paradoja. Y Resuelta la paradoja, resuelto el misterio, y por lo tanto el problema o la dificultad que están detrás de esa paradoja

¿En que paradojas se encuentran inmersas muchas personas?.

Por mucho que quisiéramos agotar todas las paradojas posilbles, con todas sus casuísticas y matices, sería prácticamente imposible. Sin embargo, si que podemos plantear de manera general las grandes paradojas que están presentes sin darse cuenta en el día a día de muchas, quizás demasiadas, personas.

Cuanto más segur@ se quiere estar de algo, más inseguridad  se alcanza. ¿Cómo es posible?.

Basta con observar los esfuerzos titánicos de muchas personas para analizar la información,  lo que les rodea. Revisar y estudiar todos los pros y los contras, las distintas posibilidades, etcétera. Con frecuencia, a mayor esfuerzo, más se aleja el objetivo y mayor es la percepción de inseguridad.

 Lo anterior está my relacionado con el efecto conocido como parálisis por análisis. Este proceso lleva a un bucle casi infinito, donde a mayor análisis menor seguridad y más inseguridad.

La lógica y el sentido común llevan, de manera lineal, a considerar que a mayor análisis lo normal es obtener mayor claridad y seguridad en las decisiones y acciones. Y sin embargo, en muchos casos ocurre lo contrario.

La coherencia y el sentido que esconde esta paradoja, está en el hecho de que no se busca tomar una “buena” decisión, sino que lo que se busca es tomar La Decisión, estar seguro al 100%. Por eso, la meta se aleja a cada intento. Básicamente es una meta inalcanzable y frustrante.

Cuanto más esfuerzo por agradar, más se aleja la gente a medio-largo plazo. 

Nuevamente, ¿qué lógica tiene que si alguien invierte tiempo, esfuerzo y energía  en agradar, en gustar, en dar a los demás lo que esperan,  con el tiempo lo que suele ocurrir es justamente lo contrario?.

¿Acaso los esfuerzos de esas personas no merecen la pena?, ¿hay algo en el/ella que hace que eso ocurra?. Estas, son posibles preguntas y explicaciones que con frecuencia surgen para romper esa disonancia y tratar de “explicarse” lo que ocurre. Esto,  lejos de favorecer ningún cambio en el resultado, lo que provoca es a un malestar emocional y psicológico todavía mayor.

Esa búsqueda continua por agradar, es algo que los demás perciben.  Es imposible no comunicar, como puso en evidencia Watzwick , y por lo tanto, de un modo u otro, esa continua búsqueda de agradar se transmite a la otra personas.

Ese patrón repetido en el tiempo provoca respuestas de incomodidad y rechazo en la otra persona, lo que hace que busque cierto distanciamiento. Esa reacción a su vez  dispara mayores esfuerzos de agradar por la otra parte , y el circulo vicioso de esta paradoja, esta servido.

La coherencia y el sentido “escondidos” en esta paradoja, está en que NO se trata de Tener Que agradar a los demás. Se trata de la interacción y relación entre dos personas, y ahí  una clave esencial está en agradarse más a un@ mism@ y desde ahí proyectarse tal cual ante los demás. 

A partir de ahí, los demás, dentro de sus propias prioridades y podrán valorar real y fidedignamente a esa persona, y desear estar y compartir tiempo, proyectos, actividades. Evidentemente, habrá a quien no le guste o desagrade, pero agradar al 100% de personas, nuevamente es un reto imposible.

Cuanto más empeño se pone en no sentir ansiedad, tristeza…, más intensas son las emociones. 

Como paradoja, observo los intentos titánicos de muchas personas, por correr y dejar atrás la ansiedad, la tristeza, la angustia, etc. Buscan distraerse, refugiándose en alguna actividad, sustancia, comportamiento, procurando así aliviar el malestar. 

Se niegan y rechazan sentirse mal, y cuanto más intenso es ese no, más intensas se  vuelven las emociones. 

No es de extrañar la desesperación e indefensión que puede provocar esta paradoja. Es como si nada de lo que se haga lograra quitarse de encima esa emoción. De hecho, cuanto más se intenta es peor.

Seguro que a estas alturas se puede intuir cual es la coherencia y el sentido que están presentes en esta paradoja. Con ese empeño, totalmente comprensible por otra parte, en evitar a toda costa sentirse mal, se hace cada vez mayor el miedo a sentirse mal, se magnifica su importancia, se convierte a esas emociones y sin darse cuenta, en el centro de su día a día.

Si el empeño se centra en evitar lo inevitable, en lugar de afrontarlo, no quedan recursos disponibles para tratar de revisar que y porque se producen esas emociones, que ya de por sí, en ocasiones es complejo, pero de este modo, se vuelve misión imposible. 

Asi que si, realmente estamos hablando veladamente, de la importancia de identificar y aceptar la emociones, para que esta paradoja pueda suavizarse.

Cuantas más ganas se le ponga a tener una excelentes relaciones sexuales, mas insatisfactorias se vuelven.

Me ha parecido interesante plantear esta paradoja que afecta a las relaciones sexuales, porque son muchas las personas que se encuentran atrapadas en la trampa que provoca esta paradoja y que lleva a cronificar una vida sexual insatisfactoria.

Tomando las palabras Watzawick “Intentar provocar una erección o un orgasmo mediante el empeño de la voluntad hace precisamente que sea imposible lo que se intenta”. (Paul Watzlawick)

Sobra decir que esta paradoja no se limita ni a la respuesta de erección, ni a la respuesta de orgasmo, puedo afectar a cualquier ámbito de la relación.

La lógica y el sentido común invitan a pensar que ante una dificultad  o la posibilidad de que esta aparezca, el hecho de procurar que la otra parte no se de cuenta del “problema”,  de buscar información, de ayudarse tomando algún fármaco o sustancia, de estar pendiente y hacer todo lo posible porque esa dificultad no este presente, favorecerá que se ataje el problema.

Sin embargo, normalmente ocurre justo lo contrario.

¿Qué coherencia y sentido se esconde detrás de esta paradoja?.  Aquí, esa coherencia y sentido se encuentran en el hecho de querer controlar voluntariamente algo que ocurre de manera involuntaria. Por lo tanto se actúa más como espectador/a o director/a de escena, que como actor/actriz. Por eso, a mayor expectación, menor actuación. 

Y podríamos seguir y seguir. Así, por ejemplo, la paradoja del tartamudeo,  cuanto más empeño se ponga en no tartamudear en la próxima cita, ocurrirá lo contrario. 

En la misma línea y ante las cada vez más frecuentes dificultades  relacionadas con el insomnio, todos los cuidados y rituales que hacen para “conseguir dormir esta noche” pueden provocar el efecto contrario. Cuanto mas cuidado y más cosas se hacen para conseguir dormir, más dificultades se tienen para dormir, creando una dinámica que tiene a cronificarse.

Como decía más arriba, mi único objetivo es poner de relieve que existo, y que son muchas los efectos paradójicos que puedo crear en el día a día de las personas. Al menos, espero que ayude a reconocer posible paradojas de la vida.

¿Que hacer con todo ello?.

¿Cómo ponerme en evidencia?. ¿Que hacer con esas dinámicas paradójicas?

En psicología hace ya mucho que se sabe que en ocasiones, para resolver determinados dificultades, una estrategia eficaz a seguir es “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. 

Realmente nos estamos refiriendo a la Intención paradójica. Nombre que se le debe a Frankl, un psicólogo que ya en 1925, hizo el eureka y puso a prueba la técnica que llamó así, intención paradójica.

Si bien se sigue investigando para dar respuestas definitivas al porqué esta técnica funciona, lo que si se sabe es que funcionar, funciona. Pero no tardaremos en conocer los mecanismos y la explicación teórica universal que  nos diga por qué funciona y en que casos. (Nota: es un recurso que debe saber emplear y que en terapia no siempre es adecuado aplicar, ya que se deben dar una serie de criterios para considerar que es un recurso correcto).

En esencia de lo que se trata es de “desear”, buscar, hacer que ocurra justamente aquello que se no se quiere que ocurra.

Si por ejemplo hay un problema de insomnio, lo que queremos decir es que se procure hacer todo lo posible para No Dormir, esto es, justo todo lo contrario de lo que se ha estado intentando hasta el momento. 

O si por ejemplo el problema es arrancarse el pelo (tricotilomanía)  o morderse las uñas (onicofagia), podemos plantear la alternartiva morderse las uñas voluntariamente delante de un espejo (junto con otros recursos). Hacer voluntariamente una respuesta que normalmente es involuntaria y esta condicionada a determinados momentos o situaciones, puede paradójicamente, abrir una vci de solución.

La calve parece estar en convertir una respuesta involuntaria  en una respuesta voluntaria, con la percepción de control asociada y con un componente de aceptación e identificación de los aspectos que mantienen la conducta.

Las paradojas y lo paradójico de muchos aspectos de la experiencia de vivir, dejan claro que  no siempre lo obvio es lo acertado.

Las paradojas encierran esa dosis “ilógica” que de alguna manera explica al ser humano, a su complejidad y su diversidad.

Ayudarte es siempre n nuestra razón de ser. Si necesitas consultar cualquier duda o ayuda no dudes en contactar con nosotros

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