La Insatisfacción: ¿Motor o Freno?

La Insatisfacción. ¿Motor o Freno?

La Insatisfacción: ¿Motor o Freno?

Hola, soy la insatisfacción. Espero que no nos conozcamos mucho, aunque en un entorno como el actual,  donde la inmediatez, la búsqueda del trabajo ideal, de la pareja ideal, del cuerpo ideal, de las vacaciones ideales, etcétera…, estoy cada día más presente en la vida de más personas.

Mi único objetivo es que me conozcas mejor y que podamos entender las razones por las cuales hago acto de presencia y puedo instalarme de manera permanente.

Lo más importante es diferenciar y dejar claro que no todo lo que que tiene que ver conmigo es negativo. Si no, pensemos ¿habría el ser humano llegado donde ha llegado, sin una buena dosis de insatisfacción?. Los avances en la ciencia y la investigación, el arte, la música, la cultura, ¿no comparten todas una buena dosis de insatisfacción?, ¿qué tiene entonces de negativo la insatisfacción?.

Preguntas cuanto menos interesantes y necesarias para entenderme y poder gestionarme.

Puedo ser uno de los principales motores de las personas para mejorar y crear cosas increíbles. Pero también puedo ser freno y bloquear.

¿Qué es y qué no la Insatisfacción?

Podríamos decir que la insatisfacción es el resultado de poner en tela de juicio el Status Quo de las cosas. 

La capacidad del ser humano de pensar, es la que le permite experimentar insatisfacción. Así entre otras infinitas opciones podemos pensar si:

  • Existen otras opciones
  • Se puede mejorar un resultado
  • Es posible tener más dinero
  • Hay casas más grandes
  • Etcétera.

En definitiva, la capacidad de percibir y pensar sobre lo que se hace, cómo se hace y lo que se tiene y compararlo con lo que se podría hacer, cómo se podría hacer y lo que se podría tener, esta en la base de experimentar insatisfacción.

Tenemos por lo tanto una primera variable muy relevante para entender y manejar la insatisfacción: el análisis comparativo. 

En la introducción decíamos que no todo en la insatisfacción es negativo, y efectivamente así es. Es más, la insatisfacción es un
viene a ser lo mismo que no lograr estar satisfecho de manera continuada con lo que se tiene o se consigue  y por lo tanto tenemos aquí una segunda variable relevante: la frecuencia con la que se experimenta la percepción de que algo falta.

Y nos queda una tercera variable crítica para explicarme y diferenciarme del inconformismo saludable. Me refiero a la indefinición de lo que se quiere alcanzar o  tener, o lo que es lo mismo, la idealización de lo que se ha de conseguir.

El proceso que lleva a la Insatisfacción permanente

Ahora que hemos puesto de relieve 3 variables que pueden ayudar a entenderme, vamos a revisar cómo están relacionadas.

Pero antes me parece importante destacar que conviene reconocer como el modelo de sociedad de consumo en el que se desarrollan las personas, favorece y refuerza la percepción de falta, de que “siempre hay algo mejor” y lo recuerda con multitud de mensajes diariamente.

Me parecer importante remarcar este punto, para destacar que al margen de la presión social que pueda estar presente, es cada persona la responsable de gestionar las demandas que le rodean.

Maslow, ya nos planteó en su teoría motivacional como las personas conforme  satisfacen sus necesidades más básicas, pasan a movilizarse para alcanzar las necesidades del nivel siguiente y así sucesivamente. Pero esto ya lo hemos asumido cuando más arriba hacíamos referencia al inconformismo saludable. 

Ese inconformismo no solo es inherente la ser humano, sino que es positivo y deseable. Y desde aquí animo a tod@s a luchar y trabajar por mejorar y por tratar de alcanzar aquello que quieren y desean. Ahí no está el problema.

Cuando mi faceta mas negativa hace acto de presencia y provoca esa sensación tan incómoda, frustrante y hasta angustiante de insatisfacción permanente, lo que ocurre realmente es que se ha asentado un proceso tóxico.

Normalmente, en la base del ese proceso y que no he mencionado todavía,  suele haber aprendido y asumido la idea o la tendencia a pensar que un@ por si mism@ no es suficiente, y para compensarlo, se instala una regla que, parafraseando a Ellis y Harper, viene a determinar que “existe una solución, una opción ideal y debo alcanzarla, tenerla, para sentirme bien con migo mism@“.

Si esa regla se ha ido instalando, va a llevar a estar continuamente valorando y comparando lo que tenemos o hacemos con un ideal de lo que deberíamos tener o hacer y como tal ideal, perfecto, es indefinido y consecuentemente, inalcanzable. 

Ese proceso es el escenario perfecto para considerar que nunca es suficiente, y que siempre puede y debe ser “mejor”. 

Aprender a regular la insatisfacción.

Ahora que ya me conoces un poco mejor, solo nos queda saber o incidir en cómo librars  de mi cuando aparezco de manera permanente.

Para empezar, el primer paso para estar satisfech@s es aprender a no estar insatisfech@s de manera permanente. La pregunta ahora es ¿cómo conseguirlo?.

Si vamos revisando las diferentes variables que hemos ido planteando y que subyace a la insatisfacción tenemos varias claves para atajar esa insatisfacción insana y que tanto malestar provoca.

En primer lugar, preguntémonos  ¿tiendo a estar insatisfecho de lo que hago o tengo?.  Así, si se observa que se experimenta insatisfacción ante cada nueva relación de pareja al cabo de un tiempo, o ante cada cambio de trabajo, o ante cada obra musical que trato de componer…, es una muy buena pista que indica la “posibilidad” de que en la base se encuentren exigencias o demandas idealizadas sobre lo que se quiere alcanzar, y que se corra el riesgo de la insatisfacción permanente

Así pues, la frecuencia con que se experimenta insatisfacción, como ya hemos dicho, es clave para saber si estamos ante una insatisfacción permanente y que por lo tanto sea  más un freno que bloquea, que un motor que impulsa

Es momento de plantearse también, en relación a qué valoro el resultado o el valor  de lo hecho o de lo conseguido. ¿Con qué o quién lo comparo?. En una mayoría de las ocasiones se suele descubrir que se compara con un ideal o con algo mejor, pero nuevamente, ¿mejor que qué?, ¿mejor para qué?,…Conviene tener cuidado con las comparaciones, normalmente son vagas y muy imprecisas.

En cualquier caso, cuando la insatisfacción permanente esta presente, normalmente no hay un objetivo definido.  Por eso la tendencia a considerar insuficiente o mediocre lo conseguido.

Y queda otra gran pregunta. ¿Por qué debería hacer o conseguir ese “ideal”? Si lo consigo ¿seré mejor, más válid@? Si se intuye un si por respuesta, PRECAUCIÓN. El temor a fracaso y la insatisfacción permanente están acechando.

Es importante marcarse retos y luchar por conseguir aquello de se desea y tratar de mejorarlos y mejorarse cada día. En esa labor cada paso es importante y sabemos que de los fracasos y del feedback de los demás se aprende.  Claro que podría siempre estar mejor, pero ¿no podría también estar peor?, y recuerda, ¿en relación a qué?.

Sobre un paso dado se puede conseguir el siguiente. Por eso es tan importante saber valorarlo y estar satisfecho por cada paso dado.

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