Hola,  soy la Autoestima

Me presento, soy la autoestima. Empezaré por definirme como el aprecio y aceptación que un@ tiene por sí mism@. 

Vamos a considerar que de manera implícita, en la medida en que cada uno se aprecie y acepte a si mismo, apreciará y aceptará lo que le rodea. Al fin y al cabo, y como se apunta desde numerosos abordajes teóricos (“ontología del lenguaje”, R.Echeverría; “enfoque lingüístico de evaluación”, Korzybski ) si el perceptor no se valora, no podrá valorar lo que vive y crea.

Por tanto, yo, la autoestima, os oriento como personas y os ayudo a definir vuestra manera de actuar. 

“Nuestra autoimagen establece los límites de nuestro éxito personal”. Maxwell Maltz

La autoestima que se tiene influye en casi todo lo que uno hace. Influye en la toma de decisiones, ayuda a modificar acciones, aspiraciones, desarrollo profesional, determina las metas que se fijen,…

En definitiva la autoestima es básicamente la valoración que hacemos de nosotros mismos, de como nos vemos, de como nos sentimos, de como  estamos y encajamos en el mundo. 

Nuestro nivel de autoestima determinará nuestras actitudes, el cómo nos sentimos y encontramos frente a los demás, cómo encaramos nuestros proyectos, nuestros ideales, nuestros problemas y nuestras frustraciones. De nuestro nivel de autoestima dependerá a qué aspiramos, lo qué pretendemos lograr y lo que podremos conseguir.

De la misma forma, una baja autoestima seguramente se traducirá en frustraciones y en no alcanzar las metas deseadas o al menos marcadas. La autoestima funciona como un termómetro que indica lo que somos capaces de lograr. 

Una percepción negativa de nosotros mismos nos limitará a la hora de lograr lo que nos propongamos y también influirá en como nos ven las demás personas. Si una persona no tiene confianza en sí misma, difícilmente la tendrán otras personas. De esta manera, es posible caer en una especie de círculo vicioso, ya que el hecho de que las demás personas no nos valoren, servirá para reforzar y acentuar aun más la valoración negativa que tenemos de nosotros mismos.

¿Cómo se forma nuestra autoimagen? 

La respuesta a esta pregunta, sin entrar en pormenores neuropsicológicos, es  relativamente sencilla. Otra cuestión es que sea complicado a la hora de afrontar un cambio en la imagen que tenemos de nosotros mismos. 

El modo más sencillo es tomar como punto de partida una experiencia compartida por todos nosotros.

Cuando nacemos, aparte de llorar por lo básico (comer, dormir, evacuar, jugar,…), poco mas sabemos hacer. No sabemos hablar, no tenemos conciencia de nosotros mismos, y en definitiva, todo lo tenemos por aprender.

Aprendemos a hablar, aprendiendo conceptos por asociación, relacionando las palabras que escuchábamos una y otra vez, con los objetos que representaban.

En definitiva así aprendemos a construirnos una imagen del mundo, de sus principios, sus reglas, etc…, entre lo cual cabe destacar que aprendemos lo que “significamos” nosotros, es decir, aprendemos a explicarnos a nosotros mimos: ¿que hacemos?, ¿qué podemos hacer?, ¿Por qué podemos?, ¿qué debemos hacer?, ¿Qué lugar ocupamos en…?

Así, cuando decimos “yo soy…” (listo, vago, travieso, inquieto..), ¿no repetimos cosas que hemos escuchado a otros?, ¿no explicamos lo que hacemos en base a lo que hemos hecho en el pasado?.

La autoimagen, o “versión que vamos creando de nosotros mismos” (según la cual nos tendremos en más o menos estima) también se nutre de las conclusiones que vamos sacando, a partir de la manera en que los demás actúan en relación a nosotros.

De esta modo paulatino, expuesto de un modo muy esquemático y simplificado, vamos construyendo la idea/imagen que tenemos de nosotros mismos. Es decir, vamos determinando la idea que tenemos de nosotros,  nuestro concepto, lo cual es calve porque entre otras cosas va a determinar nuestra actitud ante la vida.

Si es favorable, seguramente nos creamos capaces de afrontar los retos de la vida, nos vamos a sentir motivados para actuar y vamos a tener éxito.

Si, por el contrario, es desfavorable, seguramente nos creamos incapaces de afrontar los retos, y la mayor parte de las veces, ni siquiera lo vamos a intentar o lo haremos con tan poco convencimiento que nuestros esfuerzos van a ser relativos y poco exitosos.  Vamos, si creo que no seré capaz de asumir las responsabilidades de un directivo, porque me exceden, ¿Cómo me predispongo para afrontar ese reto?

Autoestima  y Autodesarrollo

Cabe plantearse una baremación de la Autoestima y hablar así de  Alta autoestima y Baja autoestima. 

Si bien es complicado medirla con exactitud, considerar estos dos niveles, (alto: nivel adecuado y bajo: nivel inadecuado), es suficiente para reflejar su impacto en el autodesarrollo de cualquier persona.

Vamos a centrarnos en una autoestima alta. Se considera que una persona tiene una alta autoestima cuando tiene una valoración positiva de si mismo, la capacidad de sentirse bien con uno mismo. 

Logramos tener una alta autoestima, un buen concepto de nosotros mismos, una aceptación positiva, si logramos valorarnos como somos o estamos, con defectos y virtudes. Es decir, no poniendo en tela de juicio la valía personal ante los éxitos ni los fracasos.

O lo que es lo mismo, “no valgo mas por mis éxitos, ni valgo menos por mis fracasos”. Cosa distinta es que los nos podamos sentir más satisfechos con los éxitos que con los fracasos.

Una persona con alta autoestima no es una persona a la que todo le sale bien, sino más bien que su adecuada autoestima le permite afrontar los retos, aprender, redoblar los esfuerzos para mejorar, porque “sabe que puede”, y acepta las limitaciones. 

Una alta autoestima está normalmente reñida con el conformismo. Por eso no debemos confundir aceptación con conformismo. Alimenta la inquietud, el procurar mejorar en lo posible. 

Estamos utilizando los conceptos de alta y adecuada de manera indistinta. Y llegados a este punto, es esencial recalcar que si bien una pobre autoestima es perjudicial para el autodesarrollo, no lo es menos una excesiva autoestima, que puede llegar a ser inadecuada, en la medida en que dificulte considerar y aceptar las limitaciones y puntos débiles, e incluso ser una obstáculo para encajar y aprender de las críticas.

Así, por ejemplo, y sin profundizar en ello, le trastorno de personalidad narcisista, tiene mucho que ver con la visión excesiva y distorsionada del propio valor como persona y a medio /largo plazo, será un foco de malestar y dificultades.

Por lo tanto, la clave es entender que hablamos de una autoestima adecuada y desde esa perspectiva se utiliza el término alta autoestima.

Una persona podría hacer muchas cosas bien y pensar que debería hacer mucho más de lo que hace o hacerlas todavía mejor, mientras que otra persona podría aceptarse mas fácilmente como es aun cuando algunas cosas no le salgan tan bien o no le resulten tan fáciles. 

Para tener una alta autoestima no hay que ser perfecto, sino saber aceptarse como uno es, con sus propias imperfecciones. 

Pero tampoco hay que caer en el conformismo y no luchar por aquellas cosas que se quieren solo por aceptarse como un@ es. Uno siempre puede mejorar, aprender y capacitarse, lo que no quiere decir que si a veces no se logra lo que se pretende, eso sea motivo para deprimirse o para auto castigarse.

Repercusiones de la  autoestima

Por lo general, podemos afirmar que las personas con una alta autoestima:

  • Son más felices.
  • Se relacionan mejor con las demás personas pero también aprecian y saben estar solas.
  • Suelen lograr lo que se proponen y las metas que se plantean.
  • Tienen confianza en si mismos y saben lo que son capaces de lograr.
  • Se sienten más capaces de enfrentarse a retos aun cuando saben que corren el riesgo de no lograrlos.
  • Suelen ser apreciados y respetados por los demás.
  • Saben plantear sus puntos de vista, sus gustos,  mostrar su opinión y decir cuando están de acuerdo y cuando están no lo están
  • Son personas seguras que se muestran fuertes ante los demás por lo que difícilmente no serán tomados en cuenta.
  • Pueden aceptar sus errores sin sentirse unos fracasados.
  • Les resulta más fácil entender y perdonar a los demás.
  • Son mas independientes y más capaces de mantenerse e ingeniárselas por si solos.
  • Tienen menos dificultades para expresarse o dar a conocer sus sentimientos.

Por regla general, se produce el efecto inverso si el nivel de autoestima, está por debajo de lo deseable. Solo tendremos que poner en sentido inverso cada uno de los puntos señalados, para evidenciar las consecuencias que podría tener.

Problemas que genera un déficit autoestima

Una pobre valoración de uno mismo, puede traer aparejados una gran cantidad de problemas o dificultades. 

Algunas de las  dificultades más habituales son las siguientes:

La dificultad para relacionarse con los demás y para expresar sentimientos. El temor a no sentirse aceptado dificultan las relaciones con los demás. 

También es habitual que las personas con baja autoestima tengan problemas para poder comunicar lo que sienten y vergüenza de expresar sus opiniones.

Tristeza y depresión. Las personas con baja autoestima tienen una mayor tendencia a sufrir de depresión, debido a que constantemente están sufriendo por no aceptarse a si mismos, por no ser lo que querrían ser o piensan que deberían ser y por el miedo constante a que los demás no les acepten como son.

Problemas de aprendizaje. En algunos casos, sobretodo en los niños, la baja autoestima puede provocar que se tenga dificultad para aprender. 

Esto se debe en gran parte a creer desde un principio que no es capaz. Por este motivo, puede bloquearse y hasta negarse a aprender por miedo a fracasar.

Dificultad para alcanzar las metas y para establecer proyectos de futuro. La falta de confianza hace que se tengan pocas aspiraciones a lograr algo en el futuro. El miedo al fracaso y la constante sensación de que se va a fracasar pueden llevar a una persona a que no logre aquello que se había propuesto o que ni siquiera lo intente.

Dificultades para hacerse visibles. Las personas con baja autoestima pueden tener dificultades para mostrar su verdadera personalidad por lo cual pueden terminar imitando y evitar mostrarse tal y como son en realidad y por lo tanto perder oportunidades de aportar valor

Apatía y desinterés. El miedo a demostrar interés por algo, o interesarse en algo y no obtener los resultados esperados (que experimentan como un fracaso personal)  les lleva a evitar exponerse y “optar” porque nada les despierta interés.

Problemas de “maltrato”. Muchas personas con baja autoestima pueden dejarse atropelladas constantemente por miedo a enfrentarse a las personas, o por miedo a imponerse y ser rechazadas.

Dependencia económica, afectiva y/o laboral. Algunas personas pueden pensar que necesitan a “otro” (familiar, amigo, jefe,…) para asumir sus retos  y por este motivo establecen un vínculo dependiente con ese “otro” para así sentirse seguras.

CONFIANZA Y ACEPTACIÓN PARA VIVIR

Todos tenemos objetivos y retos  en la vida: familiares, sociales, profesionales, es una realidad que no podemos eludir.

Unos son agradables, y otros lo son menos. Los hay felices y los hay tristes. algunos son más sencillos y otros exigen un esfuerzo enorme.

Sea. como sea, para afrontarlos y lograrlos, o acercarnos a ello, son muchas las variables y los pasos que tenemos que dar. Pero existe un recurso esencial:  que sepamos valorar nuestras capacidades para lograrlos. En ese caso podremos avanzar y acercarnos a ellos.

La inteligencia emocional(Seligman), en su forma de autoestima, es lo que nos faculta para hacerles frente, alcanzarlos e incluso, superarlos.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *