PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS: CRÓNICA DE FRACASOS (O DE ÉXITOS) ANUNCIADOS

Las profecías autocumplidas son probablemente el fenómeno psicológico más tramposo que existe. Utiliza todos los “fallos” de nuestro sistema de procesamiento de la información para salirse con la suya.

Pero además, hay quien, conociendo los mecanismos de las profecías autocumplidas, pueden manipular el devenir de acontecimientos ajenos solo con hacer un simple e “inocente” comentario, y luego se regocijarán con un “ ¿ves?, ya te lo dije”.

Por exponerlo de un modo desenfadado, con frecuencia parece que todos somos profetas o visionarios. De la propia vida y de las vidas ajenas. 

Conviene conocer como funcionan porque es la mejor manera de salir de su trampa. 

Pero primero conviene definir a qué nos referimos con Profecía autocumplida.

¿QUÉ SON LAS PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS?

Básicamente podemos decir que una profecía autocumplida consiste en predecir que algo ocurrirá o no ocurrirá y que esa misma predicción sea la causa para que ocurra lo que se ha predicho (el efecto).

Según lo anterior podemos decir que es una predicción, que a la vez es causa y efecto.

Fue Robert K. Merton quien acuñó por primera vez el término de Profecía autocumplida en el libro Teoría Social y Estructura social.

Implícito en lo que Merton definió como Profecía autocumplida, nos encontramos con lo que postula el teorema de Thomas, según el cual

“Si una situación es definida como real, esa situación tiene efectos reales”

Por ejemplo, si un despido del trabajo, lo defino como terrible y asumo que no encontraré otro trabajo, reaccionaré a ese hecho “terrible”. Esto, entre otros efectos, muy probablemente me lleve a un nivel de desánimo y desesperanza que no me deje mucha energía para buscar otro trabajo.

Así, un profecía autocumplida, es una profecía que se autorrealiza, de manera que al asumir como válida la definición de algo, eso condiciona y determina una manera de comportarse acorde con esa definición, que lleva a que esa definición se vuelva real.

Si asumo como válido que no soy capaz de aprobar un examen, definición falsa, es muy probable que actúe con poco convencimiento y que eso facilite distracciones, dificultades para concentrarme… de manera que favorece que no apruebe el examen.

Es decir, las personas no reaccionamos a las situaciones como tales, sino a como las percibimos y al significado que le damos. Por eso existen y están tan presentes las profecías autocumplidas

¿POR QUE SE DAN?

Al inicio decíamos que las profecías autocumplidas se aprovechan de ”fallos” en nuestro sistema de procesamiento de la información. Realmente más que fallos, se trata de tendencias a la hora de percibir, manejar e interpretar la intimación de lo que nos rodea. 

Son muchas las distorsiones cognitivas que solemos cometer las personas, pero aquí vamos a limitarnos a revisar aquellas que determinan en mayor medida que nos podamos ver inmersos en una profecía autocumplida. Para más detalle te recomendamos este otro blog.

Generalización Excesiva

Tendente a protegernos, nuestro sistema tiende a basarse en experiencias pasadas, propias o ajenas y a considerar que un hecho pasado seguirá ocurriendo del mismo modo. Algo así a procesar que si una vez algo salió mal, volverá a salir en un futuro.

Si esa tendencia está presente, es fácil que ante un despido se asuma que “nunca tendré un trabajo que merezca la pena”. ¿Quién lucha por conseguir ese trabajo si asume esto como una realidad?.

Abstracción Selectiva

Las personas hemos de reconocer, que con frecuencia actuamos como unos pésimos científicos sobre nuestra propia vida.  En este sentido, hay una tendencia muy fuerte a invertir ingentes cantidades de energía en validar nuestra ideas y teorías de las cosas, en lugar de tratar de cuestionarlas y avanzar. 

Tendemos a filtrar mentalmente la información y a quedarnos con “aquel dato”  que encaja con la idea que tenemos, por esa consecuencia dejamos que una sola gota de tinta tiña litros y litros de agua. 

Por eso, si creemos erróneamente que somos menos capaces que los demás y que hacemos peor las cosas, el mero hecho de llegar tarde a una reunión, puede suponer que ese hecho signifique que “ ya lo he estropeado todo”.

Inferencia Arbitraria

Aquí tenemos una de las distorsiones por excelencia, inferir sobre la base de nuestras suposiciones, en lugar de sobre datos. 

Sin darnos cuenta, inferimos que otra personas hace o no hace determinadas cosas en base a nuestras suposiciones, miedos, creencias, sin tomarnos la molestia de valorar otras posibilidades, de preguntar, de confiar…

Así, con frecuencia, “adivinamos” los pensamientos o las intenciones de los demás, asumiendo como realidad que lo que hacen o dicen, lo hacen o dicen por lo que nosotros creemos que lo hacen o dicen.

De la misma manera, podemos inferir como realidad que ocurrirá aquello que nosotros creemos que ocurrirá. Si creemos que saldrá bien, estupendo porque nos puede impulsar a hacer todo lo posible, pero si creemos que saldrá mal, es posible que tiremos la toalla incluso antes de intentarlo.

¿CÓMO NOS AFECTAN LAS PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS?.

Como no podía  ser de otro modo , las profecías autocumplidas están presentes y nos afectan en todos los ámbitos de la vida.

Nuestras relaciones de pareja, nuestras relaciones laborales, los proyectos profesionales, la salud, el deporte… en todos ellos, nuestro comportamiento se verá condicionado por nuestras predicciones y según como actúes podemos favorecer que las cosas finalmente ocurran como ya habíamos predicho.

La profecía autocumplida y la pareja

Por un sinfín de razones que pueden ir desde una experiencia anterior de infidelidad, una idea preconcebida de como debe ser una relación de pareja, una excedida demanda de seguridad, pensamientos de inferioridad, etc, puede ocurrir que se asuma, sin darse cuenta, que esa relación se terminará, que  habrá una infidelidad…

Ante esto cabe preguntarse ¿pueden expectativas o predicciones de este tipo afectar a como nos comportamos? Sin duda, es prácticamente inevitable que afecte y condicione a la manera de estar y comportarse en la relación. 

Bajo el principio inevitable y universal de Causa – Efecto, si un determinado tipo de comportamiento se reitera en el tiempo, es seguro que tendrá efectos/consecuencias (discusiones, distanciamiento…) y normalmente son justo lo que se predican. 

El logro personal.

Sea cual sea el logro o la meta que cada cual pueda desear alcanzar: deportiva, artística, profesional…, la predicción que hagamos sobre el resultado, va a ser determinante en la mayoría de los casos, por no decir en todos.

Si se toma como realidad el pronóstico de que no ganaremos el partido, o que no conseguiremos superar la prueba, es muy probable que la motivación y por lo tanto el esfuerzo que normalmente exige alcanzar una meta o un logro importante, se van a ver muy mermados y que por lo tanto sea más complicado conseguirlo y “boilà”, profecía cumplida. 

En muchas ocasiones, asumir esa profecías como verdades, puede llevar incluso a evitar y procrastinar continuamente aquello que nos acerca a nuestras metas. Es la mejor manera de boicotearnos a nosotros mismos.

La influencia en los demás

Las Profecias autocumplidas pueden llegar a ser compartidas por otros.  Sin darnos cuenta podemos exportar a otros las expectativas que tenemos de ellos y que las asuman como verdades que pasen a ser sus propias profecías autocumplidas y que les condicionen.

Si se asume como realidad que determinada persona sobre la que tenemos algún tipo de ascendencia psicológica (capacidad de influencia y/o liderazgo) no podrá conseguir determinados objetivos, eso determinará nuestro comportamiento hacia esa persona, apoyando o “boicoteando” sus esfuerzos.

Ante lo anterior, esa persona es probable que asuma esa misma expectativa y que determine que “no será capaz”, por lo que ya estará construida su profecía Autocumplida. Esto es lo que se conoce como Efecto Pigmalión. En este blog, tienes más información.

Pero es más, ¿qué pasaría si se corre el rumor “infundado” de que los supermercados se van a quedar sin aprovisionamiento  y ese rumor cobra fuerza?. Pues muy probablemente y como muchos pudimos constatar en los inicios de la desafortunada pandemia del covid 19, en previsión de ese “desabastecimiento”, las personas irán en masa a comprar en cantidades nos previstas y eso podrá llevar al desabastecimiento real. 

Un ejemplo similar, que normalmente se toma como referencia por lo impactante de lo ocurrido, ocurrió  en 1932 con el banco americano Last National Bank. Se difundió el rumor de que el banco entraría en quiebra. Eso movilizó a todos sus clientes a retirar sus fondo, lo que llevó a que el banco efectivamente entrase en quiebra técnica.

A veces ayuda a visualizar el proceso en terceras personas para identificarlo cuando nos ocurre en primera persona.

ENCAUZAR LAS PROFECIAS AUTOCUMPLIDAS

A los largo de todo este blog, hemos estado centrados exclusivamente en la cara negativa de las profecías. 

Es cierto que tendemos a centrarnos más en los posibles resultados negativos, que en los positivos. Esto tiene mucho que ver en la funcionalidad de nuestro cerebro como órgano diseñado para protegernos y velar por nuestra supervivencia. Esto lleva a que procese y analice todos los posibles “peligros” y por esta razón son más frecuentes los pensamientos negativos que los positivos.

Sobre lo anterior, la cuestión clave es que se asuman como realidades, en lugar de como posibilidades que permitan identificar cuales son las mejores opciones para potenciar que se consiga lo que se quiere.

De lo que acabamos de afirmar, se infiere que si la profecía es positiva, eso favorece que nos acerquemos a conseguir lo que queremos, ya sea confiar en la persona con quien queremos compartir la vida, ya sea en la victoria o en conseguir superar con éxito el curso.

En todos esos casos, creer que lo conseguiremos, nos impulsa a comportarnos de una manera muy distinta a la que optaríamos si estuviéramos convencidos de lo contrario.

Por eso, es importante:

A- Que revisemos las veces que nos hemos equivocado y que normalmente son muchas. 

Todas las ocasiones en las que hemos estado convencidos de que saldría “mal” y no lo conseguiríamos, como en las que hemos creído que saldría bien, y nos hemos equivocado, se pone de relieve que no podemos SABER lo que ocurrirá. 

Saber es un don que estaría bien tener, pero que no le corresponde al ser humano. 

La cuestión está en optar por quedarse inmóvil y no actuar, en previsión de que pueda no salir “bien”, o afrontarlo y hacer todo lo posible por lograr lo que se quiere.

B- Huyamos de conceptos como la Buena Suerte o la Mala Suerte, para explicar lo que ha salido “bien” o lo que ha salido “mal”.

Es preferible revisar que hemos hecho o dejado de hacer. Eso sí que depende de nosotros y tenemos mucha más influencia y capacidad para determinar las cosas que ocurren a nuestro alrededor, de lo que podamos creer.

Y por último, puestos a elegir y a equivocarnos, siempre será preferible profetizar que las cosas saldrán como esperamos a que no. Eso si, sin olvidar que muchas veces no se consigue a la primera.

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