El arte de Actuar con Decisión.

Hoy vamos a empezar de una manera diferente a como solemos comenzar. Te proponemos unas preguntas que pueden ayudar a un previa reflexión sobre lo que puede favorecer o dificultar eso de actuar con decisión.

“El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir, nunca decide”. Henry F. Amiel 

Crees que…
1Es necesario estar seguro, de “acertar”,  para resolver algoVERDADFALSO
2La incertidumbre es algo que hay que evitar.VERDADFALSO
3El “fracaso” forma parte de la vidaVERDADFALSO
4Es preferible no proponer algo ante la duda.VERDADFALSO
5Es imposible “ser” resolutivo si no crees en lo que propones.VERDADFALSO
6Si tienes dudas no puedes actuar con resolución (con decisión)VERDAD FALSO
8Existe un momento para actuar y debe saberse cuál es ese momento.VERDADFALSO

¿PORQUÉ HABLAR DE ACTUAR CON DECISIÓN?

En la vida, contínuamente llega el momento en el que nuestro trabajo, nuestros proyectos, nuestros esfuerzos, dependen de una última actuación, un último paso para seguir avanzando.

Dicho de otro modo, la vida está repleta de pequeños y grandes Momentos de La Verdad. Cuando tienes que decidirte a pedir una cita, o cuando se tiene que optar por hacer una inversión o no hacerla, o si hay que tomar una decisión en el trabajo y así un larguísimo etcétera.

En esos momentos, no es raro que la postergación aparezca para tentarnos.

Pues bien, la Resolución es la habilidad que nos ayuda a combatir la postergación, asumir el riesgo y actuar CON DECISIÓN ante la incertidumbre. 

En definitiva: Resolución “es la habilidad  de actuar y resolver, con la mayor prontitud posible, una acción, situación o problema en curso”, y de eso vamos a hablar.

“ACTUAR” Y VUELTA A EMPEZAR

Siguiendo la máxima de que “lo que bien empieza, bien acaba”, qué duda cabe que planificar y analizar detenidamente nuestras decisiones (al menos muchas de ellas), es una buena manera de abordar la toma de una decisión importante. Sin embargo, es necesario actuar, para avanzar y seguir tomando otras decisiones.

En definitiva, la habilidad de resolución nos ayuda a ver que detenerse nos impide avanzar, abordar nuevas etapas o tareas.

Como con todas las habilidades, pueden surgir inhibidores y/o bloqueadores de nuestra habilidad de resolución, que es necesario conocer e identificar.

En  este sentido:

  • intolerancia a la incertidumbre 
  • temor al fracaso 

Son los principales factores que pueden inhibir o bloquear la capacidad de resolución. ¿Como gestionar ambos factores?.

Lo sabremos si logramos dar respuestas a preguntas a las siguientes preguntas: 

  • ¿Podemos estar 100% “seguros”?
  • ¿Es posible estar totalmente,ente seguros?
  • ¿Podemos eliminar las dudas?
  • ¿Es Posible evitar el fracaso?,  
  • ¿Qué pasará si  “fracaso”?

TOLERAR LA INCERTIDUMBRE:  SU GESTIÓN EFICAZ.

No es casualidad que la incertidumbre sea  el principal factor psicológico que afecta negativamente a los mercados financieros de todo el mundo.

A nuestro cerebro, no le gusta la incertidumbre. Eso es un hecho. Existen muchos datos y evidencias que  indican  que las personas no estamos diseñadas para la incertidumbre. Eso explica porqué todos y cada uno de nosotros optamos, preferimos y buscamos la certidumbre, la certeza. En ella nos manejamos mucho mejor. 

Todos preferimos y nos gusta la seguridad y cuantas menos incertidumbres tengamos mayor estabilidad alcanzaremos, por eso analizamos antes de actuar. Pero sin embargo, la incertidumbre forma parte del día a día y conviene aprender a relacionarse con ella y “llevarse bien”.

En la vida no existen soluciones perfectas, ni momentos perfectos, ni por supuesto decisiones perfectas. Normalmente existen varias alternativas y tenemos que elegir entre ellas. Para ello, nuestra preparación, nuestro conocimiento y los análisis que hagamos nos ayudarán, pero nunca podrán eliminar la duda.

¨Solo los idiotas no dudan nunca¨. Esta frase manida, resume mucho de lo dicho hasta ahora y es que solo si se contempla una única opción puede esquivarse la duda.

La duda es imposible eliminarla, por lo que, lo mejor es aliarse con ella y aceptarla. Es la mejor manera de perderle el miedo y que no bloquee nuestra habilidad de resolución.

Técnicas para prevenir la “Parálisis por análisis”

Cuanta más seguridad demandamos, más CONTROL imponemos. 

Un exceso de control en pro de una total seguridad, ”saber a ciencia cierta” puede llevarnos a lo que técnicamente se conoce como Parálisis por Análisis. Al fin y al cabo, todo es susceptible de:

“pensarse mas”, “pensarse mejor”, “esperar un poco mas”,…

El exceso de control se centra en eliminar la incertidumbre y eso es totalmente imposible. Te recomendamos este blog sobre la Duda

Podemos y debemos minimizar la incertidumbre, pero tratar de eliminarla nos aparta de la capacidad de ser resolutivos y de  actuar con la flexibilidad y adaptabilidad necesarias.

Ahora bien, ¿Cómo Gestionar la Incertidumbre?. Estos recursos nos ayudarán a desbloquear la resolución y actuar:

1. Debate Racional de la Duda

Se recomienda valorar la duda como un hecho inevitable y no como “algo” negativo   a evitar. Este cambio actitudinal, favorece que disminuya la intensidad de la duda y que a partir de ahí resulte más sencillo tolerarla.

Algo así como empeñarnos en no pensar en un elefante azul. Cuanto más empeño pongamos en evitarlo, mas pensaremos en él.

La evidencia señala que es más sencillo tolerar y manejar algo cuando entendemos y comprendemos cuál es la actuación más adaptativa. 

De lo anterior deriva una de las principales técnicas para gestionar la incertidumbre, que se basa en un doble análisis:

  • Un análisis de hechos (contraste empírico): ¿hay datos para resolver la duda?
  • Un análisis de consecuencias (contraste adaptativo): ¿Qué me aporta no aceptar la duda?

Gráficamente podemos representarlo con un proceso como el siguiente:

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2. Confiar en  los indicios: de las seguridades a las probabilidades.

Como para la mayoría de las tareas y actividades que tenemos que desempeñar una adecuada preparación nos acerca de manera importante al éxito.

En esa preparación, lo único que conocemos, o deberíamos de conocer al 100%, son los objetivos que queremos alcanzar. A partir de ahí, buscamos, organizamos y gestionamos datos y percepciones que nos orientan en el desarrollo de nuestras tareas.

Esa información y esos datos son indicios y con eso es con lo que un profesional tiene que aprender a manejarse, con indicios y no con garantías.

Los modelos de segmentación, las tipologías de clientes, los modelos de impulsos de compra, los indicadores de cierre… son herramientas muy útiles que nos sirven de brújula para mantenernos orientados, siempre y cuando estén a nuestro servicio y no a la inversa.

Si lo que buscamos son garantías, seguridades ¿qué ocurre si nos las encontramos en con esas herramientas?.

Así, un recurso muy útil consiste en pasar, por ejemplo, de planteamientos del estilo:

 “¿Qué decisión debería tomarse?”

 A planteamientos como:

 ” ¿Qué opción creo que…?. 

Seguramente para este planteamiento un buen profesional tenga una  respuesta fundamentada, mientras que el anterior…

Por lo tanto una clave para aceptar y tolerar la incertidumbre, consiste en recordarnos que debemos confiar en los indicios, los datos (aquí todo lo trabajado en perspicacia nos sirve) y “dejarnos” llevar por ellos.

Eso permite aprender a discriminar que indicios nos llevaron a decisiones y resoluciones en línea con lo previsto y cuáles no, con lo que progresivamente nos haremos más certeros en nuestras decisiones. 

“Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces”. Adam Smith.

Y lo que si es seguro, “tardaré” mucho más tiempo en aprender lo mismo.

TOLERANCIA AL FRACASO.

Sin los filtros adecuados, un exceso de Exigencia puede derivar en niveles de autoexigencia que pueden llegar a ser desadaptativos. Como han demostrado autores como Bandura y A.Ellis, eso puede llevar a una  percepción de frustración y una visión negativa de si  mismo, que se convierten en fuentes de inhibición, bloqueo y pérdida de eficacia personal.

Existe una cultura de evitación al fracaso que lleva a que muchos los profesionales valoren el fracaso como un error, como algo negativo, que dice muy poco a favor de ellos como profesionales y que se debe evitar a toda costa.

Si nuestro objetivo es evitar el fracaso, puede que nos aleje de los objetivos que debemos alcanzar.

Un filtro clave es el reconocimiento del fracaso como la única vía posible para el desarrollo. El fracaso no solo es inevitable, sino que es necesario.

La única manera de no fracasar, y tampoco lo garantiza, es moverse siempre en la zona de seguridad, en aquello que manejamos, rehuyendo nuevos planteamientos, nuevas metodologías, nuevas maneras de relacionarse,…¿Qué desarrollo se puede derivar de esta forma de proceder? Ninguno. ¿Modificar qué si todo va bien?.

La experiencia y el estudio de los mejores profesionales, permiten afirmar que es imposible llegar al éxito sin el fracaso.

“El éxito consiste en vencer el temor al fracaso.” Charles Augustin Saint-Beuve.

Por lo tanto, es crucial aprender incorporar la aceptación del “fracaso” para actuar con decisión. 

Entrecomillamos “fracaso”, porque no deja de ser una valoración negativa de un hecho consustancial con la vida. Las cosas no siempre salen a la primera y llamar a eso fracaso ya supone un pequeño estigma.

El águila no siempre caza al ratón a la primera, eso no es un fracaso, es simplemente así. Toca volver a la “caza”.

Técnicas para Manejar el Temor al Fracaso.

1. La “Ley de la Relatividad”. Relativizando el impacto de la resolución.

Vamos a plantear nuestra particular “ley de la relatividad“. Todo fracaso se circunscribe en un momento y un contexto. Lo que hoy ha sido un fracaso, mañana puede ser un éxito. 

Del mismo modo que un éxito hoy no garantiza un éxito mañana, un fracaso hoy no significa un fracaso mañana. 

Son muchos los factores que influyen en el éxito o el fracaso de muchas de las cosas que hacemos y muchos de ellos están fuera de nuestras posibilidades de control. 

Esa imposibilidad realista de  evitar muchos “fracasos”, justifica que cuanto antes resolvamos la situación, antes podremos conocer qué determinó la negativa y antes podremos reaccionar y dirigir nuestros esfuerzos hacia nuevos objetivos o iniciar nuevas actuaciones.

En definitiva, un fracaso es importante aprender a percibirlo como  puntual, relativo, y nunca como algo definitivo, absoluto. Charles Dickens nos dejó un sabiduría al respecto, resida en una frase:

“Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender”

2. La Objetivación del temor.

Llegado el momento de la verdad, conviene en preguntarse de vez en cuando:

“¿Qué es lo peor que puede ocurrir?”

A partir de esa pregunta inicial, la técnica  de la flecha descendente, o también llamada técnica del ¿Y?, permiten reflexionar sobre las consecuencias de un NO, de un posible fracaso.

Consiste básicamente en replantearse la pregunta “¿Y qué pasa si ocurre eso?”  sobre cada respuesta/posibilidad, hasta que se agoten las respuestas. Es decir, hasta llegar a la respuesta última

Normalmente formularse la pregunta tres veces a partir de la inicial suelen ser suficientes para llegar a la conclusión de que en la mayoría de los casos, lo mejor es Actuar y Resolver la situación, máxime si todavía falta una última pregunta.

¿Qué probabilidad hay de que ocurra lo peor?, (normalmente baja).

3. Sentido del humor: antídoto e impulsor.

Mi risa es mi espada y mi alegría, mi escudo. (Martín Lutero)

Reír cada día se confirma no solo como el mejor seguro de vida, sino que se está reconociendo su importancia en el éxito y buen desarrollo profesional. Tienes más información sobre le Humor como estrategia en este otro blog

La capacidad de detenerse y ver con perspectiva, no solo nos ayuda a captar mas información, sino que también nos ayuda a no”tomarnos tan en serio” y que eso no empuje. Tal vez esta es la razón por la cual las personas con sentido del humor son mas decididas.

Por eso, la risa, que reside en la zona prefrontal, está relacionada con la creatividad, con el incremento de la resistencia al dolor, a la frustración, al fracaso,…

Por lo tanto, la recomendación es: encontrar al menos 5 minutos diarios para reír.

Si lo logramos, alteraremos positivamente nuestra percepción de la situación y recargaremos energías y optimismo para actuar con resolución:

Son muchas las  técnicas que podemos usar, por lo que aquí solo podemos sugerir  la técnica más evidente y sencilla de aplicar:

Reír por reír (“comer y rascar todo es empezar”): Es muy sencilla. Ríete sin gana, fuérzate a reír y hazlo al menos durante 5 minutos. Terminas riéndote de verdad. 

La efectividad de esta técnica deriva del gran debate abierto por William James y que continúa sin estar totalmente resuelto “¿río porque estoy alegre, o estoy alegre porque río?”.

CERRAR EL CÍRCULO

Centrándonos en lo que acabas de leer respecto a la habilidad de resolución, existe una regla que creemos que puede resumir una parte importante de lo expuesto:

Si Crees que ha Llegado el Momento de actuar, con o sin dudas, ha llegado el Momento de Afrontar el Fracaso o Disfrutar el Éxito.

Que tengas muchos éxitos y muchos errores, que no es sino resultado de tomar muchas decisiones y actuar, o lo que es lo mismo, de actuar con decisión en la vida.

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